Un macho de perdiz roja lanza su llamado al campo desde el tejado de la casa de un guarda rural
El pájaro ha elegido la parte superior de la vivienda a modo de pulpitillo para reclamar su territorio. Regala su canto cada mañana a la familia del profesional.
El guarda asegura que se trata de un ejemplar autóctono. En el coto gestionado por su familia jamás se han hecho repoblaciones. Únicamente se realiza un ojeo en el acotado, cuando la población de perdices lo permite. De ahí la nobleza de los pájaros que se encuentran en el acotado.
La perdiz roja reina en esta finca de la campiña sevillana
El coto gestionado por la familia García Marchena en Las Cabezas de San Juan, provincia de Sevilla, es un paraíso para los aficionados a la caza menor. En la finca se practica la caza del conejo con perros y la perdiz en batida. En las 1.200 hectáreas de cultivos y motillas de monte hay colocados decenas de bebederos y comederos fabricados de manera artesanal.
Una pareja de perdices rojas le presenta su nidada llevando a los pollos junto a su ventana
365 días al año trabajando por y para la perdiz roja
La abundancia de agua y alimento, junto al control de depredadores, urracas y zorros, en las fechas y con los medios que permite la ley, la prevención del furtivismo y la caza de los machos viejos con reclamo, permiten que el coto mantenga una importante población de perdices autóctonas. Esta labor garantiza, según el guarda rural, un alto índice de supervivencia de los pollos de perdiz roja y que año tras año se disfrute de madre suficiente para garantizar que la siguiente temporada se alcance o supere la misma densidad de pájaros.