Un joven rehalero abate un impresionante jabalí de 100 kilos en un peligroso lance
Crónicas de caza

Un joven rehalero abate un impresionante jabalí de 100 kilos en un peligroso lance

El macho, armado con unos largos y afiliados colmillos, embistió al cazador cuando se aproximó al barranco en el que sus perros habían parado al cochino. Los reflejos del perrero evitaron que fuese herido por el navajero. Lo abatió de un disparo a bocajarro a tan solo un metro de distancia.


Héctor Araujo es un cazador gallego de 18 años de edad. Colaborador habitual de Club de Caza, se ha puesto en contacto con nosotros para poner en valor la arriesgada labor que realizan los rehaleros y sus perros en la soledad del monte. El gallego ha creado una cuenta de Instagram en la que lucha por mostrar al resto de la sociedad los valores de la caza y defiende la actividad. Actualmente, más de 6.000 personas siguen las publicaciones del cazador.

No image

El joven cazador nos muestra los colmillos del jabalí.

El segundo jabalí medallable que abate el cazador desde que obtuvo la licencia de caza

A pesar de la corta trayectoria cinegética del cazador, no es el primer cochino medallable que abate. Hace dos años, Héctor consiguió cazar su primer jabalí, un ejemplar medalla de plata, en una batida celebrada en Orense. En aquella ocasión, debido a que no había suficientes cazadores para cubrir la mancha, el gallego tuvo que situarse en un puesto. Fue Carlos, el padre del cazador, el encargado de batir la zona a cazar. El perrero erró el disparo al intentar abatir al animal de 120 kilos que luego derribó su hijo.

No image

El arma utilizada para abatir al macareno. Los colmillos delatan la avanzada edad del gran jabalí.

El rehalero pensó en un primer momento que se trataba de un zorro

El joven cazador narra cómo transcurrió uno de los momentos más peligrosos que ha vivido en la caza.

"En estos dos últimos años he abatido varios jabalíes, pero ninguno como mi primer cochino. El domingo logré hacerme con otro impresionante macho en una jornada de caza de tarde. A pesar de mi juventud, notaba el cansancio en las piernas del día anterior de caza. Este hecho no fue excusa para cazar de nuevo junto a mis perros el domingo. Reconozco que la pasión por la caza me puede.

Suelto los canes en una zona de montaña. Solo tuvieron que transcurrir unos minutos para que mi podenca, de nombre Sofi y siete años de edad, detecte la presencia de un animal en la vegetación de un barranco. Al asomarme al desnivel veo a la perra ladrando a parado en un pequeño matorral. Este hecho me hace pensar que se trata de un zorro".

Un enorme jabalí se escondía en la maleza

“Nada más sumarse el resto de los integrantes de mi recova a la ladra, un jabalí enorme irrumpe de entre la vegetación para atacar a los perros. El animal detecta mi presencia y se olvida de los canes. Se dirige directamente hacia mí. Espero que esté a escasa distancia para apretar el gatillo de mi escopeta superpuesta de la marca Lamber en calibre 12/76, el modelo Especial Jabalí. El macareno cae fulminado a mis pies. No puedo articular palabra por la emisora, aún no me lo puedo creer. Aviso a mi padre de lo sucedido. Nada más llegar al lugar del lance, nos fundimos en un abrazo".

 


No te lo pierdas

Comparte este artículo

Publicidad