Campeona de Caza de Becadas, rehalera, pescadora y agente medioambiental
El pasado sábado, la castellanoleonesa Mónica Ojeda se proclamó vencedora en el III Campeonato Femenino de Caza de Becadas celebrado en Navarra. La cazadora lo logró tras abatir dos arceas.
La perrera y cazadora de menor de Trespaderne, municipio burgalés situado en la comarca de Las Merindades, cuenta en su haber con un segundo puesto en un campeonato de Caza Menor con Perro de Castilla y León y un primer puesto en el autonómico de San Huberto de Castilla y León, además de la victoria lograda este fin de semana en el Patrimonio Forestal de Sabaiza, terreno ubicado en el municipio de Ezprogui, perteneciente a la Comunidad Foral de Navarra.
La cazadora es una apasionada de la migratoria.
Una mujer rural, campeona de Caza de Becadas
La cazadora ha convertido la protección de la naturaleza en su modo de vida. Se inició en la caza de la mano de su padre, tras conejos y perdices. A los 16 años cambió la caza menuda por la de jabalíes y zorros con un perro de la raza fox terrier de nombre Nesca. Tuvo que esperar al año 2006 para obtener la licencia de caza y el permiso de armas. Esa temporada adquirió un setter inglés al que bautizó con el nombre de Tul.
Mónica tras una excelente jornada de media veda. En el centro, Salvador Ojeda, padre de la campeona. También es apasionada a la caza del jabalí.
Con este can se inició en la caza de sordas. Otras de las pasiones de la campeona es la pesca de truchas con rapala y la rehala. Comparte los cuidados del grupo de perros de las razas sabueso español, podenco, dogo argentino y villano de las Encarnaciones con su pareja.
Abel Fernández, pareja de la campeona de España.
Crónica del III Campeonato Femenino de Caza de Becadas
En la prueba participaron ocho becaderas de diferentes comunidades autónomas. Tras el disparo que dio inicio a la prueba, Mónica acompañada del setter inglés de nombre Noi, se internó en el cazadero. La primera de las arceas que detectó el can apeonó sin ser vista por la cazadora. La primera pitorra la cazó en una hilera de árboles. La abatió a 100 metros, a muestra de perro, del punto donde la levantó por primera vez el setter.
Tuvo que esperar 2 horas para derribar a la segunda de las aves. En el desarrollo de la competición recorrió 20 kilómetros. La becadera dedica la victoria a sus padres, Salvador y María Victoria, y a Abel Fernández, pareja de la cazadora.