Más carteles anti-caza que personas manifestándose: nuevo batacazo del animalismo radical

Más carteles anti-caza que personas manifestándose: nuevo batacazo del animalismo radical

La plataforma No a La Caza (NAC) convocó en el día de ayer manifestaciones en contra de la actividad cinegética en diferentes partes de España. La escasa participación fue común denominador en todas.


El animalismo más radical difunde su odio a través de redes sociales, representados por asociaciones como la plataforma NAC o AnimaNaturalis, entre otros. También tienen representación política, el Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA). Todas ellas permiten y fomentan los constantes ataques a los cazadores: vejaciones, injurias, amenazas y deseos de muerte. Sus seguidores defienden la vida, pero sólo la animal.

La convocatoria

En total, son 47 las poblaciones españoles que han respaldado la convocatoria y 27 internacionales, una reivindicación que se desarrolla desde 2010. Claro que, una cosa es convocar y otra el pobre resultado en cuanto a número de asistentes. Este foro sale a las calles cada fin de temporada de caza en febrero. Este año les ha tocado la reivindicación de que los perros usados por los cazadores deben estar incluidos en la Ley de Bienestar Animal estatal.

Las manifestaciones en cifras

Pocos diarios nacionales se han hecho eco de los resultados de estas manifestaciones. Se puede apreciar el fracaso de la convocatoria leyendo periódico de carácter regional. Se ha registrado que la más numerosa de las protestas, a excepción de Madrid en la que se juntaron aproximadamente 1.200 personas lo que supone un 0,03% de su población,

se ha producido en Valladolid, con casi un centenar de asistentes acompañados de más de una treintena de perros; seguida de Burgos, con medio centenar; y de Segovia, con aproximadamente una treintena. La misma cifra se ha dado en Palencia y en Salamanca, mientras que decenas de participantes se han congregado en León y una veintena en Ávila. Esa es la tónica general de todas las provincias.

Más carteles que personas

“La mayoría animalista”, decían. “Los cazadores son una minoría” —decían.

Cerca de 1.2000 personas reunió la manifestación anti-caza en Madrid ayer, según fuentes policiales. Más de 500.000 el #20MRural. ¿Cuál es la verdadera minoría?

Este vídeo que ha publicado la cuenta de X @loesconden, lo responde. Las imágenes hablan por si solas.

 

Animalistas deshumanizados

¿Abates un jabalí? Eres un asesino. ¿Deseas la muerte a una persona? Eres un “ser de luz”. Nótese la ironía. Lo triste es que la mentalidad de quienes se autoconsideran “animalistas”, funciona de ese modo.

La justicia, injusta y blanqueadora de la violencia animalista

Las autoridades, por su parte, no condenan las agresiones físicas y verbales de estas personas. Parte de la sociedad directamente desconoce su existencia.

Imaginemos por un momento que los deseos de muerte en lugar de ir dirigidos a un cazador o cazadora, fueran a otra persona, de otro colectivo, de otra condición: la prensa, la televisión, todos los medios, se harían eco durante semanas.

Un artículo que clama al cielo: “La mentira de la caza”

“Los ecosistemas nunca han necesitado a un señor con gorra y escopeta para equilibrarse” con esas palabras comienza el artículo en cuestión.

Los ecosistemas tampoco han necesitado nunca ciudades. Ni autopistas. Pero de eso nadie se queja. La intervención del ser humano, para algunos, es necesaria según sus intereses. Es el caso de la autora del artículo publicado en El Diario, de la agrupación política Unidas Podemos.

“Sirve una sola pregunta para desmontar semejante patraña: si la caza es la solución a los problemas del mundo rural, ¿por qué existen esos mismos problemas del mundo rural cuando el sector cinegético campa allí a sus anchas?”.

Cambiemos la pregunta: ¿si la Ley de Bienestar Animal, recientemente aprobada, es la solución al maltrato animal, por qué han aumentado los abandonos de animales? No lo decimos nosotros, lo dicen las propias protectoras.

La caza ocupa extensísimas porciones de campo que podrían usarse para la ganadería extensiva. Estos ganaderos son otros de los grandes perjudicados por el sector. Además de ver cómo la actividad fomenta la proliferación de enfermedades que afectan frecuentemente a su ganado y que les originan agujeros económicos, se suelen ver privados del uso libre de caminos y vías pecuarias. Los cazadores tienen mil trucos: barreras físicas, carteles, sensores, guardias o cámaras. Algunos tampoco hacen ascos a una buena amenaza escopeta en mano.”

Si nunca ha vivido en una aldea, es entendible el grado de desconocimiento que muestra en cada frase. La ganadería extensiva no sólo convive con la caza, sino que la caza es su gran aliada. Que vaya a preguntarles a los ganaderos del norte que piden a gritos que se controle la población de lobo que está acabando con sus animales.

Más mentiras: la caza sirve para controlar el equilibrio de especies en la naturaleza. Nada más lejos de la realidad. Los ecosistemas nunca han necesitado a un señor con gorra y escopeta para equilibrarse. La caza elimina sistemáticamente predadores, que operan como elementos de control. ¿Será consciente esta persona de semejante contradicción? Seguramente no. Esos predadores que menciona… ¿Qué hacen sino cazar? Parece que lo que les molesta no es el hecho de cazar, sino que seamos las personas las que cacemos. Se olvida la autora de que el único predador que tiene el lobo en nuestro país, por ejemplo, es el ser humano y su caza está prohibida. ¿Y qué está ocurriendo en las zonas donde hay lobo y no se gestiona? Repito, que le pregunte a los ganaderos.

Si la caza no es necesaria, ¿cómo justifica esta persona que en Parques Nacionales —donde no se permite la cazar a los cazadores— la administración estén matando animales? Nada más que añadir, Señoría.

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