Un viejo jabalí de 50 kilos escondía unos formidables colmillos
Crónicas de caza

Un viejo jabalí de 50 kilos escondía unos formidables colmillos

La medición en frío del trofeo del macho le otorga una puntuación de 102,5 puntos, a pesar del desgaste de colmillos y amoladeras. La navaja derecha mide 20,5 centímetros y tiene un grosor de 2,19, mientras que la izquierda ha alcanzado una longitud de 19,5 y una anchura de 2,14.


Hugo, un joven cazador de 19 años nacido en Cervelló, municipio de la comarca del Bajo Llobregat, ha sido el afortunado esperista que ha abatido este impresionante ejemplar. En la jornada de caza le acompañaba Adrián Fernández, colaborador habitual de Club de Caza y administrador del grupo de Facebook especializado en la caza de jabalíes a la espera de nombre Aguardos. El grupo cuenta actualmente con más de 17.000 miembros apasionados de esta tradicional modalidad de caza.

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El joven cazador Hugo junto a Adrián, felices tras abatir al jabalí medalla de bronce.

El viejo jabalí, tenía los molares muy desgastados y le faltaba algún diente

Los cazadores nos narran sus vivencias la noche en la que lograron abatir este magnífico macho que se encontraba en el ocaso de su vida.

-"El pasado miércoles decidimos subir al acotado en el que cazamos habitualmente en la provincia de Barcelona con la intención de realizar una espera. Yo me puse en una zona en la que conocía la existencia de un gran macho con boca, mientras que Hugo probó suerte en un puesto bastante querencioso para los jabalíes. A pesar de que había realizado allí varias esperas sin suerte, decidió volver a intentarlo en ese apostadero.

En mi postura, nada más ponerme, aún era de día, me entró una cochina acompañada de 5 bermejos. Estuvieron toda la noche comiendo. No vi más jabalíes en toda la espera".

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Primer plano de los grandes colmillos del jabalí. A la derecha, medición detallada del trofeo del pequeño jabalí.

Así vivió el cazador el abate del jabalí medalla de bronce

-"En mi puesto tuve que esperar para ver el primer jabalí. Por suerte, era el viejo macho el que se presentó en el claro del bosque en el que estaba ubicado a las 22 horas. Hasta ese momento, los mosquitos eran los únicos seres vivos que me habían hecho compañía en el aguardo. En un primer momento escuché al cochino alimentándose frente a mi puesto, pero no logré verlo. Lo oía, pero no podía vislumbrar su silueta en la noche.

A las 23:15 horas logro verlo. Tras estar un largo rato observándolo, veo que unos largos colmillos sobresalen de su boca pese a su pequeño porte. Enciendo la linterna y aprieto el gatillo de mi escopeta semiautomática del calibre 12 Winchester modelo 1200. La bala Sauvestre que se para en el cuerpo del animal lo deja sin vida. Mi sorpresa fue mayúscula al aproximarme a él y ver sus defensas. Aún no me lo puedo creer".

 


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