Así ayudan los cazadores a los agricultores y ganaderos
Un joven cazador dedica sus vacaciones estivales a realizar aguardos nocturnos para controlar las poblaciones de jabalíes que están causando cuantiosos daños en las siembras. Entre los ejemplares cazados por el ciudadrealeño se encuentra un macho con 17 centímetros de colmillo.
Hablamos de José Luis Mora, un cazador de 19 años que ha decidido convertir el campo en su modo de vida. Actualmente está estudiando en ETS de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real. Su objetivo es trabajar en una explotación agropecuaria y vivir en plena naturaleza.
José Luis Mora junto al jabalí recién abatido. A la derecha, detalle del trofeo del jabalí.
Los jóvenes cazadores se solidarizan con el mundo rural
A pesar de su juventud José Luis ha preferido pasar sus vacaciones de verano en su ciudad natal y no en la playa como el resto de sus amigos. El cazador es consciente de la esencialidad de la caza dado el incontrolado crecimiento de las poblaciones de jabalíes y cerdos asilvestrados en la Península Ibérica.
Durante el estío el protagonista de este artículo ha luchado contra las picaduras de mosquitos y las altas temperaturas para prestar ayuda a los agricultores a los que los jabalíes están devorando los cultivos. La tarde del 10 de julio visitó la finca que tiene arrendada junto a un grupo de amigos con la intención de abatir un cochino. Al inspeccionar una charca se percató de que un jabalí de grandes dimensiones había acudido a saciar su sed en el agua en los últimos días. Ese día no tuve la fortuna de abatir ningún animal. Regresó a casa con el pensamiento de que un macho andaba por la zona.
Heredero de tres generaciones de cazadores
Desde los cinco años acompaña a su padre y su abuelo de caza. Hace un lustro abatió su primer jabalí de la mano de nuestros colaboradores habituales Paco y Noelia. Dos días más tarde el cazador volvió a intentar abatir un cochino en la baña. A las 20 horas se subió en la torreta de caza que hay junto a la charca. Media hora más tarde un grupo de corzos visitó el agua. Nada más anochecer, escuchó los primeros suidos aproximándose a la baña. Se trataba de una hembra acompañada de rayones.
Dado el pequeño tamaño de las crías el cazador decidió no apretar el gatillo de su rifle Winchester XPR .308 Winchester. Mientras que la cochina y su prole se encontraban en la baña, oyó a un animal de grandes dimensiones desplazándose por el monte. En ese instante, a José Luis se le encogió el corazón, algo le decía que era el dueño de las huellas que había visto días antes. Tuvo que esperar más de una hora para que el macho decidiera abandonar la ocultación de la maleza.
Pese a la tensión del momento el ciudadrealeño contuvo los nervios. Era el segundo jabalí con boca que se había puesto a tiro de su arma desde que obtuvo el permiso de armas. Un certero disparo derrumbó al macho. Un sueño hecho realidad.