Caza: de la necesidad al vapuleo

Hoy en día, la mayor parte de la población está totalmente desvinculada de lo que es la vida en la naturaleza y en las zonas rurales y todavía menos gente sabe lo que es la caza, entendida en su totalidad y complexidad. Saben lo que es la acción de caza y basta. Por eso consideramos que, desgraciadamente, se está mal interpretando y devaluando lo que es la caza y el trabajo de los cazadores.


La noticia «Los cazadores piden hacer batidas ante el aumento de daños provocados por animales salvajes», de la Agencia Catalana de Noticias, publicada el 23 de abril en diferentes medios, es desacertada, no está contextualizada y contribuye al malentendido sobre la caza y los cazadores.

La caza es una actividad lúdica a través de la cual se gestiona el medio. No somos empresas de erradicación de plagas. No se nos contrata. No se nos paga. No tenemos ninguna estructura empresarial. No tenemos más medios que los que cada cazador/a se procura a sí mismo/a, de su bolsillo. Somos personas individuales, con nuestros trabajos, negocios y comercios, la caza no es nuestro trabajo, es nuestra afición.

Los daños a la agricultura, los accidentes de tráfico provocados por animales cinegéticos, el peligro de transmisión de enfermedades como la Peste Porcina Africana a animales de granja, o riesgo de zoonosis (enfermedades que se transmiten de animales a humanos), la superpoblación de especies que generan peligro a otras (los jabalís, por ejemplo, comen huevos de otras especies), etc., son problemas muy importantes que los cazadores ayudamos a gestionar. Con nuestros medios, nuestro tiempo y nuestra energía, sin recibir nada a cambio y arrastrando el estigma de ser siempre los malos de la película.

¿Queremos evitar accidentes de tráfico? ¡Por supuesto! ¿Trabajaremos para minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades? ¡Evidentemente! ¿Queremos ayudar a los agricultores y ganaderos? ¡Claro que sí! Llevamos toda la vida haciéndolo y de hecho, muchos agricultores son también cazadores. Pero hemos llegado a un punto en el que nuestra buena voluntad y predisposición se confunde, se da por descontada y hasta se menosprecia.

La caza, tal y como la entendemos y promovemos desde la Federación Catalana de Caza, es gestión y la gestión comprende muchas vertientes; conocimiento auténtico y profundo de la naturaleza, de los animales y del territorio; trabajo en pro de la biodiversidad, en forma de censos y proyectos de recuperación de especies; estima y conservación de las zonas rurales, limpieza y mantenimiento de caminos, de bosques y cotos; formación y reciclaje continuado, especialmente en lo tocante a seguridad y, evidentemente, colaboración en la gestión de los problemas causados por animales cinegéticos. Pero que nosotros asumamos y adoptemos esta responsabilidad como nuestra, y nos mantengamos siempre dispuestos a colaborar, está derivando en una percepción injusta y generalizada de nuestra tarea; que es obligatoria, exigible y gratuita y a la vez censurable, criticable y despreciable.

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