Las normas dadas a conocer por el ministerio de medio ambiente y bosques tienen por objeto garantizar que los leopardos devoradores de hombres nunca se liberen en el medio natural, y reducir el riesgo de que la muchedumbre mate a cada leopardo capturado en un entorno humano.
La India no tiene un censo de su población de leopardos, pero los ataques de leopardos a personas y los encuentros con leopardos parecen haber aumentado en la última década. En Uttarakhand, los leopardos han atacado a más de 560 personas en los últimos 10 años, mientras que Maharashtra ha informado de casi 240 ataques, la mayoría en aldeas y áreas semi-urbanas, no en lo profundo del bosque.
«No estamos adecuadamente preparados para gestionar los ataques de leopardos», dijo el ministro de Medio Ambiente Jairam Ramesh.
«La gestión de este conflicto nos obliga a manejar a las muchedumbres (que se reúnen después de capturar al leopardo) y a los leopardos cogidos con trampa».
Mientras es sabido que los leopardos de las zonas rurales se llevan las ovejas o los perros, el número de ataques a seres humanos, como niños pequeños, parece ir en aumento. Algunos funcionarios de vida silvestre lo atribuyen a la disminución del número de presas naturales.
Las nuevas directrices recomiendan que los leopardos atrapados después de un ataque deliberado contra personas no sean liberados en el medio natural. La opción preferida para los leopardos devoradores de hombres sería la eutanasia, dicen las normas.
Pero los ataques accidentales —como cuando un leopardo sigue a un perro al interior de una casa y ataca a las personas que viven dentro o cuando un leopardo ataca a una persona agachada en la maleza— se gestionarán de forma diferente.
Las directrices no recomiendan cazarlos con trampas en estos casos. Cuando un leopardo es cazado con trampa —ya sea después de un ataque accidental o después de un ataque al ganado— debe ser puesto en libertad dentro de un radio de 10 kilómetros del lugar de captura.
«Translocarlos no funciona», dijo Meghna Krishnadas, un biólogo de vida silvestre que formó parte del grupo de expertos en vida silvestre que ayudó a crear las directrices.
«Translocar un leopardo de un lugar a otro sólo puede pasar el problema a otra parte».
Las directrices para el control de multitudes, requieren equipos de respuesta entrenados de antemano. Los funcionarios forestales dicen que los equipos de respuesta a menudo se han encontrado a muchedumbres con intención de lastimar a los animales atrapados.
Las directrices recomiendan transferir ciertos leopardos problemáticos a parques zoológicos o centros de atención especial. Un animal que se ha mantenido durante más de un mes en cautiverio no debe ser devuelto a su hábitat natural.
Las directrices también desalientan la liberación de los cachorros criados en cautividad de nuevo a la naturaleza. El confinamiento de por vida es la única opción adecuada para dichos cachorros, ya que su liberación en el medio silvestre, incluso después de un largo proceso de adaptación, sólo puede empeorar la situación de conflicto existente.
Los científicos de Vida Silvestre dicen que los leopardos a veces viven en tierras de cultivo y plantaciones de té, pero por lo general no tienden a atacar a la gente. La mera observación de un leopardo en los alrededores de las viviendas no implica necesariamente que deba ser capturado.