José Arriaga, ejemplo del buen hacer con perros de sangre con casi 500 rastreos

José Arriaga, ejemplo del buen hacer con perros de sangre con casi 500 rastreos

En una práctica tan antigua y esencial en el mundo de la caza como es el rastro con perros de sangre, José Arriaga es un auténtico referente y ha demostrado que esta técnica es básica no solo para recuperar animales heridos durante la caza sino una forma ética y responsable de cazar.


Hoy vamos a conocer un poco más a un gran apasionado del rastreo con perros de sangre: José Arriaga quien lleva aproximadamente diez años practicando esta modalidad que, en sus propias palabras, le ha dado sus mejores momentos en el mundo de la caza.

Inagen histórica de una cacería protagonizada por perros spaniels.

Sus inicios

Me inicié de la mano de su anterior presidente, Luis Jara, a quien considero mi mentor en esta área. En 2014, adquirí un pequeño Sabueso de Baviera con apenas tres meses y me dediqué personalmente, de manera autodidacta, a iniciarle en el rastreo. Esta experiencia me permitió crear un vínculo fuerte con el perro. Reconozco haber cometido algunos errores en los que actualmente no incurriría por la experiencia que he adquirido tras años de trabajo con sabuesos de Baviera. Son perros que necesitan una educación firme, además de estimulación a nivel físico y mental para mantenerse equilibrados.

El sabueso de Baviera demuestra sus cualidades en el rastro incluso enentornos como montes nevados.

Siempre apoyando a AEPES

Pocos años después, decidí unirme a la Junta Directiva de AEPES como Vicepresidente, con el ánimo de ayudar y apostar por la asociación. Permanecí en este cargo durante dos años y, aunque actualmente no formo parte de la Junta, me considero un socio muy implicado y participativo, siempre dispuesto a ayudar y colaborar en todo lo que puedo. Esta asociación desarrolla un papel fundamental en la divulgación y promoción del rastreo. Con mi actividad, intento aportar mi granito de arena para contribuir a entender la caza valorando los aspectos éticos, así como el respeto al animal abatido.

 

Casi 500 rastros

Hace cuatro años, en un triste accidente doméstico falleció mi perro Scooby. Adquirí entonces a mi actual acompañante un espectacular Rastreador de Montaña de Baviera llamado Merlín Du Bois D’Hingry. Es un perro muy trabajado en el rastro y muy completo morfológicamente. Con él participo de manera proactiva en las peticiones de rastreo que nos llegan a través de la asociación, aproximadamente entre 50 y 60 rastreos anuales.

De manera altruista, con la misma ilusión del primer día y con la firme intención de entregarme a fondo para encontrar la pieza herida, acudo a cada encuentro. Estimo la cifra total de rastros reales que haya podido realizar muy cercano a los 500 tanto en España como en ocasiones en el extranjero. En tantos lances, es lógico que haya habido todo tipo de experiencias, y no siempre gratas, pero cada una de ellas me ha valido para aprender algo nuevo tanto de mi perro como del campo, de las piezas abatidas y, por supuesto, de los propios cazadores.

 

Actividad imprescindible

Considero que el rastreo con perros de sangre es fundamental y muy necesario, especialmente en un momento donde ciertas prácticas como la caza con arco están en auge y hay sectores empeñados en dañar la imagen de la caza y el cazador. Es esencial para no dejar animales heridos, carne sin recuperar y trofeos perdidos. Es esencial para evitar las muertes sin sentido si hablamos de las piezas que nunca se llegan a recuperar.

 

El papel de los perros en la caza

Para mí, un perro de rastro es indispensable en la caza. Disfruto mucho más de los propios rastreos que de la actividad venatoria en sí misma. En mi caso, soy fiel al Baviera, pero considero que razas como el Teckel o el Jadg Russell, con un buen entrenamiento, son igualmente válidas y útiles para este trabajo. Aunque el entrenamiento del perro de sangre requiere tiempo, paciencia y persistencia, no hay nada más gratificante que el cobro de un animal herido que, en muchos casos, jamás se cobraría si no es por el trabajo que realizamos juntos, formando un equipo inseparable.

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