Carambola con un disparo para abatir dos perdices: explicamos los factores que influyen en la dispersión de los perdigones
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Carambola con un disparo para abatir dos perdices: explicamos los factores que influyen en la dispersión de los perdigones

El cazador apunta con su escopeta cuando el bando de perdices arranca en vuelo. Espera pacientemente hasta fijar el disparo por delante de una de las perdices, con la casualidad de que otra ave se encuentra a pocos centímetros cuando acciona el gatillo.


El cazador apunta con su escopeta cuando el bando de perdices arranca en vuelo. Espera pacientemente hasta fijar el disparo por delante de una de las perdices, con la casualidad de que otra ave se encuentra a pocos centímetros cuando acciona el gatillo.

El vídeo no lo muestra claramente, pero vamos a asistir al segundo disparo que el cazador realiza al bando. Lo sabemos porque la secuencia comienza con una nube de plumas en el aire, fruto del acierto previo, y durante medio segundo vemos cómo una perdiz cae al suelo, justo después de ver el disparo que ocasiona el doble abate de perdices.

¿Qué es lo que condiciona la dispersión de los perdigones?

Esta carambola se hace posible cuando confluyen varias circunstancias al mismo tiempo. Vamos a analizarlas.

En primer lugar, el tipo de cartucho. Podemos analizar varios componentes y características de estos dentro de un cartucho que permiten una mayor o menor dispersión de los perdigones. Desde el tipo de taco contenedor de los perdigones, con los específicos ‘dispersantes’, los de fieltro, los plásticos rígidos… Estos últimos los agrupan durante más espacio y tiempo, contribuyendo a su compacidad final. En cambio, los tacos dispersantes están ideados para que los plomos amplíen el diámetro de alcance a distancias cortas, desde 15-20 metros de separación. Con estos tacos, resulta más sencillo alcanzar a varias piezas con un único disparo, pero este no es su finalidad, que pasa por realizar disparos efectivos en lances cortos, como puede ser el que ofrece un conejo a tenazón en entornos de mucha vegetación o la becada y su caza en bosques.

¿Dispersantes o munición normal? Efectuamos pruebas prácticas para conocer de manera realista cómo agrupan y plomean distintos modelos de cartuchos

Cuando realizamos el disparo, dentro del cañón los perdigones conforman una masa compacta debido a la presión ocasionada por la pólvora y a la estrechez del caño. De esta manera, los que se encuentran en la parte más trasera son empujados con esa fuerza y, a la vez, espolean a los que tiene delante con una fuerza menor que la que reciben, Al ser esféricos, los apoyos son varios en distintos perdigones que los rodean y estos apoyos no son homogéneos, por lo que el reparto de la energía de la que hablamos tampoco será ni siquiera similar, produciendo un comportamiento distinto en cada caso, aunque sea de manera mínima.

El tamaño del perdigón

Cambiará el plomeo en función del tamaño de los perdigones. En el mismo sentido de lo que acabamos de repasar, cuanto menor diámetro tiene la munición, más contacto sufre con las demás superficies de otros plomos. Estos contactos aumentan la dispersión final. Por ello, un cartucho cargado con perdigones del número 10 experimentará una dispersión más amplia que uno del número 6.

 

La longitud del cañón y el choque

Cuanto más tiempo y espacio permanezcan los plomos dentro del cañón, más tardarán en dispersar. Por ello, cañones más largos contribuyen a plomeos más agrupados, siempre en función de las demás circunstancias que comentamos. Por este motivo se utilizan escopetas con cañones ‘cortos’, de 61 centímetros, para modalidades de caza como las mencionadas anteriormente, sobre todo la de la becada. En cambio, los cañones más largos, de 71 centímetros en adelante, son destinados a la caza con lances generalmente más lejanos, además de permitir alienar mejor la puntería a largas distancias.

En cuanto a los choques, sus distintas aperturas permiten dotar al extremo del cañón distintas opciones de apertura o dispersión de la munición empleada. Se trata de tubos cilíndricos que se instalan en el cañón mediante rosca. El significado en inglés es “estrangulamiento” y varían entre el número 1 y el 5, ascendiendo en apertura a medida que el número es más alto. Por ello, un choque del número 5 permite una dispersión mayor, colocándose los números inferiores para acometer esos lances más lejanos que podemos experimentar en la caza en puesto fijo, por ejemplo.

 


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