Nervios de acero los de este cazador ante la proximidad de un oso pardo en Cantabria
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Nervios de acero los de este cazador ante la proximidad de un oso pardo en Cantabria

El montero permanece inmóvil pese a que la osa se detiene a escasa distancia de su puesto para ventearlo. Se limita a inmortalizar lo sucedido para mostrar la ejemplaridad del colectivo cinegético.


La población de osos pardos en España continúa en peligro de extinción, pero ya no se encuentra en situación crítica. Según la Fundación Oso Pardo, en España habitan unos 250 ejemplares. De ellos, 200 en la Asturias occidental, 30 en el norte de León, Palencia y sur de Cantabria, 2 en el Pirineo oscense y 25 en el catalán.

Los osos tienen una visión reducida

Uno de nuestros colaboradores habituales nos envía estas imágenes grabadas, según el cazador, durante una batida de jabalíes en la Reserva Regional de Caza de Saja. A tenor de la información remitida por el cántabro, la osa pasó por las cercanías de dos puestos. Uno de ellos grabó estas imágenes en las que podemos ver a la plantígrada pasando frente al cazador. Se detiene durante unos segundos para ventearlo. Los osos gozan de un excelente olfato, pero tienen un reducido campo de visión. Por suerte, el depredador continúa su camino y no ataca al cazador.

 

Los osos pardos han atacado a 11 personas en España en los últimos 24 años

El último ataque de un oso en España se produjo en junio del año 2022 cuando una osa acompañada de una cría atacó a Laureano Puente en el paraje denominado Collado de Las Lamas, situado entre los municipios de El Tojo y Tudanca. Por suerte, los conocimientos de la fauna silvestre del pastor y su agilidad para subirse en un árbol evitaron que las zarpas del depredador lo alcanzaran.

En junio del año anterior, una mujer de 75 años no corrió la misma suerte que el pastor de Cantabria. El ataque de un oso le rompió la cadera y le produjo múltiples heridas mientras paseaba por Sonande, un pueblo de Asturias. La víctima tuvo que ser trasladada al Hospital de Cangas del Narcea.

Otros ocho ataques de los que tenemos constancia

  • En Casavegas en diciembre de 1999, un agente medioambiental de profesión sufrió un mordisco de un oso que le produjo una abundante hemorragia y un importante desgarro muscular. Tuvo que ser operado en un Hospital de Valladolid.
  • En el año 2004, un setero fue atacado por un oso en Lebanza, localidad palentina. Se fracturó una rodilla y una muñeca como consecuencia de una caída al recibir un zarpazo del plantígrado.
  • En abril del 2007, fue un celador de la Reserva de Caza de Riaño fue atacado cuando estaba proporcionando alimento a la fauna silvestre. En esta ocasión la víctima del ataque resultó ilesa. Un año más tarde un cazador fue atacado por un oso en el Valle de Arán, ubicado en Lérida. La hembra mordió al montero.
  • En el año 2010, un vigilante de la Reserva de Fuentes Carrionas fue atacado por una osa que llevaba dos crías. Por suerte salió indemne del percance.
  • En septiembre del 2012, tres montañeros vascos fueron atacados por un oso en la Dehesa de Montejo, en Palencia. Uno de ellos recibió una colmillada en un pie.
  • Hace 9 años, un hombre fue atacado por el depredador a dos kilómetros del pueblo de Villaescusa del Bardal, ubicado en Cantabria. La víctima sufrió como consecuencia del ataque una lesión en el antebrazo derecho, fractura de cúbito y desgarros musculares.
  • En el año 2018, un hombre de 77 años fue el atacado por un oso en el parque natural de Fuentes Carrionas. El depredador derribó al anciano, pero no le produjo ningún tipo de lesión.
  • En el año 2020, una osa embistió a un montero en una batida de jabalíes celebrada en el valle de Bardaji, en Huesca. El cazador hizo uso de su arma y abatió al depredador. La causa fue archivada por el juzgado de Instrucción de Boltaña.

 


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