Cazadores se lanzan a las heladas aguas de un río asturiano para recuperar un jabalí abatido
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Cazadores se lanzan a las heladas aguas de un río asturiano para recuperar un jabalí abatido

Ni la corriente ni la temperatura del agua han podido impedir que los integrantes de la Cuadrilla Paredes puedan aprovechar la carne de uno de los cochinos que cazaron el domingo en el consejo de Valdés.


El grupo de cazadores asturianos caza habitualmente en el coto de Valdés, consejo del Principado de Asturias. El domingo los asturianos cazaron el cuartel número 13 denominado "Xoureo". Zona de caza por la que discurre el Esva, río costero del norte de la Península Ibérica. El caudal de agua abarca gran parte del Valle de Paredes, situado en el sur del concejo de Valdés, y perteneciente a la Parroquia de Paredes. Depresión que da nombre a la cuadrilla de cazadores.

 

La caza del jabalí con perros atraillados

El domingo por la mañana los integrantes de la Cuadrilla Paredes aplazaron varios jabalíes en el cuartel de Xoureo. A las 12:00 horas soltaron los perros en uno de los lugares de aplace. El cochino estaba encamado en una mancha rodeada de prados.

Nada más detectar el jabalí la presencia de los canes intenta huir por la zona sin vegetación. Allí lo esperan varios monteros. Inexplicablemente el animal consigue cruzar el prado y perderse en el monte. Gracias al trabajo de los perros, los cazadores rodean la zona en la que se ha refugiado el jabalí. Angelín lo derriba en una vereda próxima al río. Debido a la pendiente existente en la caja del caudal de agua el cochino sin vida cae rodando hasta el Esva.

 

La heladas aguas llevan a los cazadores al borde de la hipotermia

En un primer momento el jabalí queda flotando en el agua. La fuerte corriente lo arrastra aguas abajo. Transcurridos unos minutos queda sumergido en un pozo con más de 2 metros de profundidad.

 

El primer valiente en lanzarse al agua es Ruca. El cazador logra llegar nadando hasta el lugar en el que se halla el cochino, pero está tan profundo que no consigue acceder a él. Las bajas temperaturas del agua pasan factura al asturiano. No le queda más remedio que salir del río.

 

Miguel sigue los pasos de su compañero y penetra en el caudal. El cazador cambia de estrategia e intenta recuperar el jabalí aproximándose desde aguas arriba. La corriente no se lo pone nada fácil pero consigue de manera fortuita empujar con un palo el cochino antes de ser arrastrado por el agua. El cuerpo del jabalí se detiene en una zona menos profunda. Este hecho permite a Miguel acercar al cochino a la orilla, donde lo esperan sus compañeros.

 


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