Rehalera desde que estaba en el vientre de su madre
Estrella del Rosario es una joven rehalera de Constantina, municipio encuadrado en el parque natural de la Sierra Norte de Sevilla. La sevillana es hija la sucesora de una dinastía de rehaleros.
Es tataranieta de cazadores e hija de Antonio, copropietario junto a ella de las rehalas el Laska y de Inmaculada, dueña junto a su marido de la rehala Daniel Cáceres. Al preguntar a la rehalera dónde nace su pasión por la caza, contesta bromeando que "un día su madre cuando era pequeña no la encontraba por ninguna parte. Al llegar su padre, la halló dormida junto a una perra de la rehala con cachorros".
Estrella, la hija de la rehalera.
Rehalera y mujer rural
Estrella del Rosario es una joven de 23 años que hasta el pasado año ha estado trabajando en el campo. Hace un año que cambió el duro trabajo de la recogida de frutas y aceitunas por el de auxiliar en una residencia de ancianos su pueblo. Al igual que su hija Estrella de 4 años de edad ya iba de montería antes de abandonar el interior de su madre. El domingo la hija de la rehalera la acompañó por primera vez a una montería celebrada en Hornachuelos.
La rehalera junto a su hermana.
Insultada y amenazada en redes sociales por animalistas radicales
Junto a su padre, es propietaria de las rehalas el Laska, compuesta por podencos campaneros y perros fruto del cruce de mastín leonés y alano español. Desde que inició en la caza, siempre se ha considerado una más. Lo que sí ha sufrido al igual que otras muchas mujeres cazadoras insultos y amenazas en redes sociales por parte de animalistas radicales por su condición de cazadora.
Estrella del Rosario junto a su padre. A la derecha, entrando al remate de un jabalí.
Un jabalí le mordió en el pie en una montería
Entre los momentos más peligrosos que ha vivido la cazadora es sus más de 15 años en la montería, se encuentran el día en el que un cochino le mordió en el pie a la hora de entrar al remate y la ocasión en la que un enorme macho la obligó a subirse en un árbol cuando intentó acuchillarla con sus afiladas navajas.
Gracias a los zajones que portaba, el macho no logró herir a la rehalera. En su trayectoria cinegética ha abatido a cuchillo más de 20 ejemplares con boca. El mayor de ellos lo cazó en una montería en las Navas de la Concepción, municipio situado en la provincia de Sevilla.
Javier Fernández
