El lobo, el terror del campo, ha llegado a las calles
La mayor parte de la población de lobo ibérico en España se encuentra aglutinado en el norte, donde lleva años causando unos daños que tienen sentenciado a muerte al mundo rural. Ahora, los ven casi a diario internarse en núcleos urbanos. Estos vídeos son la última prueba.
Galicia, Asturias, Cantabria… son algunas de las comunidades que más afectadas se están viendo por el crecimiento descontrolado del lobo y la sobreprotección que le otorgan las autoridades. Si bien fue una especie que, en su momento, estuvo en peligro de extinción, ahora no sólo no lo está, sino que además su población está en plena expansión. El lobo no tiene otro depredador que el ser humano, y, al estar a día de hoy prohibida su caza, las consecuencias son tan devastadoras como evidentes en el campo, para la ganadería, sus habitantes y la propia fauna.
Galicia, tierra de lobos
La presencia del lobo en los pueblos gallegos no es algo nuevo, ni tampoco algo reciente. Ya en 2020 se avistaron dos ejemplares paseando por las calles de O Val de Lourenzá, en la provincia de Lugo. No fue el único ayuntamiento que recibió la visita de los canis lupus, también Trabada, Barreiros y Ribadeo acusaron su presencia.
En el mismo año un lobo también se dejó ver en A Coruña, concretamente en el municipio de Coristanco, a pocos metros de un colegio. Todos imaginamos el peligro que esto supone. Todos, menos quienes desconocen la auténtica morfología de esta especie y se empeñan en idealizarla. Te dejamos el vídeo aquí.
Pronto y como era pronosticable, el lobo comenzó a cobrarse vidas. En 2021, a escasos metros de las casas de una pequeña parroquia coruñesa, aparecieron los restos de un perro. No fue el único ya que, en el mismo año, otros tres perros desaparecieron y varias ovejas aparecieron devoradas. Fue el principio del fin. Los ataques se han multiplicado, convirtiéndose en la tónica general con dramáticas consecuencias en la actualidad.
La excesiva población de lobo no regula, desequilibra
Pese a los cuantiosos daños que se empezaron a suceder en los últimos años, en lugar de controlar la población de lobo, el gobierno decidió blindarlo. En 2021 empezó a formar parte del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y desde entonces, la situación no ha dejado de empeorar.
Como hemos dicho, el ser humano es el único depredador del lobo y con su inclusión en el LESPRE que inhabilita su caza, se ha desencadenado una superpoblación que afecta muy negativamente sobre el resto de las especies salvajes y domésticas.
Un efecto dominó letal
La presión que el lobo ibérico ejerce sobre otras especies animales como el jabalí, hace que se vean obligadas a huir, cuando no son devorados. Los núcleos urbanos se convierten entones en su refugio. El hecho de ver cada vez más jabalíes deambulando por las calles, no sólo es causado por la excesiva población de estos últimos sino también porque el lobo no les deja otra opción.
Esto lo sabe bien el gallego Diego “Patelas” que además de ser cazador, lleva toda la vida vinculado al medio rural. Nos cuenta que en varios cotos en los que él caza, han tenido que bajar los cupos y limitar los días de caza porque no hay jabalí. Lo único que se ven son huellas y rastros de lobos. Con el tiempo te das cuenta de que el lobo ha cambiado los hábitos de otras especies y que, lo que no mata, lo espanta. Lo que se consigue no gestionando al lobo es que siga haya población de jabalí donde no debería haber, daños y accidentes.
Las palabras de Diego no pueden ser más acertadas. Pese a ser joven, está claro que esta problemática le toca de cerca y sabe de lo que habla.
¿Cuántas veces habremos oído que la caza no es necesaria, “porque para eso está el lobo”? El lobo no mata por necesidad, no mata “para comer” como cree parte del sector animalista, mata por placer. Además, no selecciona, no sigue un plan de caza y por tanto, no gestiona. La caza, sin embargo, sí.
El animalismo seguirá estando en contra de la cinegética pese a ser el mejor método de control de población, como en su día dijo Luis Eusebio Fidalgo, gran conocedor de la fauna y presidente de la Federación Galega de Caza. Y es que “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.
El terror del campo ha llegado a las calles
En los últimos años nos cuenta Diego que Galicia ha experimentado un notable aumento de la población de lobo, tanto que se están viendo manadas de siete, ocho, nueve ejemplares, algo que era previsible. Tan predecible como que llegaría a las calles, y así fue. Si ya en 2020 como vimos anteriormente, se empezaba a ver en las inmediaciones de aldeas y pueblos gallegos, hoy que la población ha aumentado de manera descontrolada, el peligro es mucho mayor.
Ya no sólo está en juego la vida del ganado, de los animales domésticos y las mascotas, hoy en día el lobo representa un peligro real para las personas. Se olvidan, o desconocen, quienes tanto lo defienden, que si en uno de sus paseos por las calles, el lobo se cruza con un niño, la tragedia está asegurada. ¿A qué espera el gobierno para tomar medidas?