Vitoria se da por vencida ante el imparable crecimiento de la población de jabalíes
País Vasco

Vitoria se da por vencida ante el imparable crecimiento de la población de jabalíes

Los jabalíes se siguen paseando por las calles de Vitoria y la situación no parece ir a mejor. Las medidas puntuales no frenan un incremento descontrolado.


La sobrepoblación es un problema que afecta a numerosas ciudades y pueblos españoles. Vitoria es uno de ellos. Ha sido el propio Ayuntamiento el que ha reconocido que las medidas tomadas, de forma puntual, no han surtido efecto.

Un plan de control fallido

En 2019 se implementaba un plan para controlar la población de jabalíes en el parque de Salburua. Para ello se contrataron arqueros. Desde su aprobación y puesta en marcha se lograron abatir 59 ejemplares, una cifra considerable, pero que no termina con el problema de los “jabalíes urbanitas”.

Los efectos de un imparable crecimiento

El fuerte crecimiento demográfico de estos ungulados hace que sea muy difícil controlar su población. Uno de los principales efectos de ese crecimiento desmedido es la entrada de los jabalíes en núcleos urbanos. Dado que estos animales son transmisores de patógenos zoonósticos, ponen en riesgo a las personas.

Además de suponer una amenaza para la salud pública, los suidos protagonizan cada año numerosos ataques en nuestro país.

El año pasado, sin ir más lejos, un corpulento jabalí, de más de 100 kilos, hería de gravedad a una mujer de avanzada edad en medio de un pueblo cántabro.

Algo parecido ocurría en 2021 en Ferrol. Una mujer tuvo que ser llevada de urgencia al hospital al ser embestida por un jabalí mientras sacaba a su perro a pasear.

La importancia de la caza

La caza es la herramienta más eficaz para controlar la población de especies salvajes, reduciendo así, los efectos negativos de una potencial superpoblación.

Además de regular el número de ejemplares de cualquier especie salvaje, la cinegética es una actividad que reporta importantes beneficios a las personas y al medio.

La caza ayuda a prevenir enfermedades, y reduce el riesgo de brotes endémicos; contribuye a disminuir los daños a la agricultura y a la ganadería; reduce los accidentes viales y es una fuente de ingresos y empleo para las áreas rurales. En relación con esto último hay que destacar que los cazadores pagan al año una cantidad de dinero que repercute en el mantenimiento del medio, que el sector cinegético da puestos de trabajo y que la contratación de servicios (v.g. alimentación, alojamiento, suministro) durante las jornadas de caza contribuye a mantener las economías locales.

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