Nada detiene a este jack russell a la hora de recuperar un corzo abatido
Cataluña

Nada detiene a este jack russell a la hora de recuperar un corzo abatido

Un cazador catalán ha elegido a esta raza de perros para la caza del jabalí al salto y como perro de rastro de sangre. Y muestra año tras año sus cualidades innatas para el rastreo de las piezas heridas.


Los perros de esta raza como podemos ver en este artículo no se caracterizan únicamente por la valentía que demuestran en el momento de enfrentarse a animales de gran tamaño. Originaria de Reino Unido, fue oficialmente reconocida por la FCI en el año 2003. Se encuentra encuadrada en el grupo 3, Terriers, sección 2 Terriers de talla pequeña.

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Miquel García junto a su amigo Gabriel Montes, Rambo y el corzo recuperado.

La importancia de los perros de sangre en la recuperación de piezas de caza mayor

La Asociación Española del Perro de Sangre (AEPES) desde hace más de una década pone en valor la labor que realizan los perros de sangre y la necesidad de utilizar este tipo de canes para minimizar el número de reses de caza mayor que se pierden cada año. Miquel García, un cazador de 50 años de edad de La Garriga, localidad de la provincia de Barcelona encuadrada en la comarca del Vallés Oriental, es el orgulloso propietario de Rambo.

Perro de cuatro años que desde que llegó a las manos del cazador ha demostrado su pasión por la caza. El macho, según detalla el perrero catalán, está dotado de un olfato portentoso tanto para detectar a los cochinos en sus lugares de encame como para rastrear los corzos heridos cuando su propietario caza al rececho.

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Rambo es un experto en el rastro de sangre de corzos heridos. A la derecha, Miquel tras encontrar el corzo con la ayuda de su pequeño terrier.

El jack russell recupera un corzo después de estar tres horas tras su pista

Entre las piezas recuperadas por Rambo, Mikel destaca el corzo que recuperó el can tras ser recechado por su amigo Gabriel Montes. El cazador disparó a un corzo en el período de caza de la especie. En un primer momento pensó que había errado el disparo. Él y Mikel, que lo acompañaba en ese momento, descubrieron una gota de sangre en el lugar del lance. Ante la imposibilidad de encontrar al macho recurrieron a la ayuda de Rambo.

El rastreo comenzó de día y finalizó bien entrada la noche con la recuperación del ungulado. En el transcurso de la búsqueda del macho el Jack Russell lo levantó en varias ocasiones. La bala había impactado en una de las extremidades traseras del corzo. A las 23:00 horas lograron rematarlo. El pasado año el perro recuperó siete corzos de su propietario y sus compañeros de caza.

 


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