Doblete de jabalí y corza en una cacería por control de daños a la agricultura
Un cazador ha logrado abatir en el mismo lance de caza una hembra de corzo y un cochino macho. Al oír el ruido del disparo con el que el riojano derribó al corzo, se levantó el jabalí de su lugar de encame. El recechista hirió mortalmente al cochino de un certero impacto sin desencararse su arma.
El Gobierno de La Rioja se reunió hace escasas fechas con agricultores para escuchar sus inquietudes y recordar las medidas excepcionales establecidas para favorecer el control poblacional de especies cinegéticas y mitigar los daños a cultivos. Según José Gabriel Gutiérrez, colaborador habitual de Club de Caza, en la zona en la que se desarrolló la jornada de caza los ungulados están ocasionando cuantiosos daños en los almendros y en las viñas.
El amplio tiradero que le tocó a José Gabriel.
Caza de hembras de corzo para paliar los daños a la agricultura
El martes por la tarde José Gabriel acudió en auxilio de los agricultores de una finca situada entre el valle de Lesa y el de Iregüa. Los propietarios de las plantaciones de almendros y de los viñedos están sufriendo importantes daños por la presencia de corzos en la zona. El cazador decidió hacer una espera en un lugar querencioso para los corzos.
El rifle Browning X-Bolt Eclipse del calibre .270 Winchester Magnum cumplió en ambos disparos a más de 200 metros.
A media tarde, un grupo de hembras formado por siete ejemplares acudió al cultivo. El riojano seleccionó una de las corzas y apretó el gatillo de su rifle Browning X-Bolt Eclipse del calibre .270 Winchester Magnum para derribar al animal a 216 metros de distancia.
José Gabriel Gutiérrez junto a la corza y al jabalí de esta crónica de caza.
Un cochino sesteaba justo al lado de la corza
Ante la sorpresa del cazador, a menos de 20 metros del lugar donde caía sin vida la corza se levantó como un resorte un cochino macho. El jabalí estaba encamado en una mancha de pinos.
Sin desencararse el arma, José Gabriel apretó por segunda vez el gatillo de su arma cuando el suido se encontraba a 253 metros de distancia, según la medición del telémetro. La bala se paró en el cuerpo del cochino en un punto vital. Tras una breve búsqueda entre los pinos, el cazador encontró al suido sin vida. Se trataba de un macho de 88 kilos.