Caza a la espera un jabalí medallable de 153 kilos después de más tres meses tras su pista
Crónicas de caza

Caza a la espera un jabalí medallable de 153 kilos después de más tres meses tras su pista

Un cazador riojano ha necesitado de más de una veintena de esperas para vencer la partida a este astuto jabalí. El gigantesco ejemplar no destaca únicamente por su peso, también lo hace por sus formidables colmillos, que sobresalen nueve centímetros de sus mandíbulas inferiores.


El afortunado cazador que ha logrado hacerse con este impresionante cochino es nuestro colaborador habitual José Gabriel Gutiérrez. El riojano es un apasionado de la caza en espera de jabalíes y del rececho de corzos. Sus conocimientos de la fauna y sus costumbres, dedica innumerables horas para controlar las poblaciones de corzos y jabalíes de la finca que gestiona, le han permitido cazar varios ejemplares medalla de oro de ambas especies.

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El cazador nos muestra la calidad del trofeo del jabalí.

Tres décadas cazando jabalíes a la espera

A finales de septiembre el cazador durante una jornada de observación y vigilancia en prevención del furtivismo detectó las huellas de un gran jabalí. A partir de ese día intentó su abate en más de una veintena de ocasiones, pero según el esperista, "noche tras noche me la jugaba. No tenía unas costumbres fijas. Entraba cada día por un sitio diferente o detectaba mi presencia. Una noche llegó a estar hora y media entre los robles sin entrar en plaza, luego desapareció".

La tarde del sábado José Gabriel decidió intentar de nuevo su abate acompañado de su amigo Óscar Seoane. A las 17:00 horas ya estaban ubicados en el lugar elegido. El escenario de la espera era un robledal que visitaba a diario una piara de cochinos.

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José Gabriel y Óscar junto al gran jabalí tras abatirlo.

Caza de grandes jabalíes machos en época de celo

"A las 19:30 horas el macareno junto a cinco jabalinas visitó el arbolado. No me lo podía creer. Allí estaba el jabalí que llevaba semanas quitándome el sueño. En un primer momento receló y dejó entrar a las hembras mientras él permanecía semi oculto entre los troncos. Transcurridos veinte minutos se reunió con las cochinas.

 Esperé el momento en el que me ofreció el costado para apretar el gatillo de mi rifle Sako A7 del calibre 7mm Remington Magnum. La bala derribó al instante al formidable ejemplar. Nos costó enormes esfuerzos poder cargar el cochino en el vehículo, pero lo logramos. Esta Nochebuena habrá carne de jabalí en el menú".

 


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