Con solo dos patas: así sobrevivía este gran jabalí
Una cuadrilla de cazadores asturianos abate un jabalí de dos patas. El animal lucía una formidable boca con largos colmillos.
No es la primera ocasión en la que se captura un jabalí al que le falta una extremidad y posee unos colmillos enormes. Quizás la merma física les lleve a actuar de una forma más cautelosa y eso les permita vivir más.
El jabalí, de más de 90 kilos de peso, había perdido de forma traumática ambas patas delanteras a la altura de la articulación. Las heridas de las extremidades estaban totalmente cicatrizadas y no presentaba muestras de desnutrición.
Club de Caza entrevista al traillero que, junto a su perro de rastro, lo localizó en su encame.
Los perros de rastro tras ser abatido el jabalí.
Caza de jabalíes con perros atraillados
El jabalí fue abatido por una cuadrilla asturiana en Villaviciosa, localidad situada en el Principado de Asturias, el pasado domingo. José Ignacio Vallina, experimentado traillero, fue el encargado de localizarlo gracias a su cuadrilla de perros de la raza grifón astur cántabro.
Uno de sus canes de rastro, de nombre Bruno, detectó la presencia del jabalí en una mancha de enredaderas, zarzas y helechos. Una vez comprobado que el cochino se encontraba en el interior de la mancha a batir, el traillero ubicó los puestos en los lugares por donde podía escapar el solitario.
El perrero advirtió a los cazadores que las huellas del jabalí eran enormes, pero delataban algo extraño en el estado físico del animal. Según el traillero, al caminar únicamente dejaba las marcas de dos de sus patas.
Un peligroso lance para perros de rastro y trailleros
Nada más soltar los perros, 5 canes propiedad de José Ignacio y otro de José Manuel se dirigieron al lugar en el que se encontraba encamado el jabalí. El macareno les plantó cara. Se negaba a salir de las zarzas.
Los trailleros corrieron hacia el lugar para auxiliar a sus perros. Al llegar al sitio de la confrontación, José Ignacio pudo ver que se trataba de un cochino de gran tamaño que había perdido parte de sus extremidades delanteras.
A pesar de este hecho, se defendía con fiereza de los perros e intentó embestir en varias ocasiones a los trailleros. Después de más de 20 minutos de pugna, lograron dirigirlo hacia las posturas.
El grado de especialización y adiestramiento de los canes, que no agarran a los jabalíes, permitió que todos salieran ilesos del peligroso lance. El macareno fue abatido por Jesús de un certero disparo.
Ambas extremidades las tenía cercenadas de cuajo y perfectamente cicatrizadas. Según el traillero, "este hecho muestra una vez más la dureza de los jabalíes y su instinto de supervivencia".
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