Caza un jabalí medallable con la mala suerte de acertarle en un colmillo
Vamos de caza al jabalí en batida. Lo hacemos con una cuadrilla que paga 6 euros por cada puesto. Y asistimos cómo uno de los cazadores abate un impresionante jabalí. Lo peor, que el primer disparo destroza uno de los grandes colmillos del animal.
La cuadrilla del Nen lo ha vuelto a hacer. En una montería en la que el puesto costó 6 euros a cada cazador, han logrado abatir un cochino medallable. El macareno que fue cazado en una zona de difícil acceso que dificultó su extracción. Pero estos cazadores no se dan por vencidos. No pararon hasta recuperarlo, no sin grandes esfuerzos, gracias a la ayuda de los componentes de la cuadrilla.
Monterías aptas para todos los bolsillos
La colla del Nen es una cuadrilla de amigos fundada en el año 2011 que gestiona una superficie de 30.000 hectáreas en la provincia de Lérida. Es un ejemplo de gestión en la que los integrantes de la sociedad han logrado abatir la friolera de 362 jabalíes en lo que va de temporada.
La montería en la que fue abatido este gran jabalí de casi 100 kilos y que portaba en su boca unas impresionantes navajas se celebró el pasado sábado 6 de marzo en los terrenos del municipio leridano de Alós de Balaguer. El cuartel a cazar en esta ocasión era el ‘Castell’, que fue monteado por diez rehalas y en el que se colocaron 35 posturas.
En la jornada se sucedieron los fallos de los cazadores. Esto es parte de la caza, pero muy pocos lo difunden. Entre los fallos, los del presidente de la sociedad, que erró dos cochinos. Aun así, se abatieron cuatro guarros, entre ellos el imponente macareno.
Nunca se deja en el campo una pieza abatida
El gran jabalí fue abatido por Ángel Marino en un puesto de testero a una distancia de 270 metros del lugar que ocupaba el cazador. Pero con la mala suerte que el primer disparo impactó en el colmillo derecho del verraco.
El segundo disparo, que fue el que logró derribarlo, se detuvo en la parte posterior del suido, seccionándole la columna vertebral. Posteriormente, tuvo que ser rematado por uno de los rehaleros. Las dificultades llegaron cuando hubo que sacar el cochino del lugar donde había sido abatido, un profundo barranco.
A Ángel se sumaron varios compañeros, que acudieron en su ayuda para intentar sacarlo de la quebrada. A pesar de intentar arrastrarlo tirando de una cuerda, tuvieron que desistir debido a la orografía del terreno, plagado de grandes piedras.
Finalmente, tuvieron que recurrir a la ayuda de un vehículo todo terreno, al que ataron con más de 150 metros de cuerda el animal. Gracias a este plan, no sin grandes esfuerzos, lograron recuperarlo.
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