Lo que la caza une, es para siempre. La rehala es uno de los nexos de unión de esta familia de perreros granadinos propietarios de la rehala Cherín
Los tres miembros de esta estirpe de perreros, formada por Enrique, Nelly y José, hijo de ambos, comparten su pasión por la caza y por los perros.
Enrique Rodríguez, vecino del municipio granadino de La Rábida, pedanía perteneciente al municipio de Albuñol, situado en la parte oriental de la comarca de la Costa Granadina, es el fundador de la rehala Cherín, nombre que le debe a la ubicación del núcleo de la rehala. Cuenta con una década de antigüedad.
Padre e hijo, rehaleros.
Enrique es hijo de cazador de menor. Su afición a la rehala le proviene de la invitación de un amigo a una batida, lo que le permitió conocer el mundo de la caza desde el corazón de la montería. Desde ese día soñaba con tener su propia cuadrilla de perros y hace diez años cumplió su sueño. Su equipo de canes está formado por podencos fruto de diferentes cruces de andaluces, canarios y del terreno, así como american staffordshire terrier.
Jabalí medalla de plata.
Compañeros de vida y caza
Nelly, su mujer, desde el momento que fundó la rehala se involucró en las tareas de alimentación y limpieza del equipo de perros, además de compartir la caza con Enrique cada jornada. José Rodríguez, de 18 años e hijo de ambos, también es rehalero, como su padre y su madre. Acompaña a sus progenitores desde que pudo andar con solvencia y seguridad en el campo. Se hizo novio con tan sólo 14 años cuando remató su primer cochino, un macareno con una notable boca. Llegó junto a su padre al lugar del agarre y se lanzó sobre el jabalí sin pensarlo, ante su sorpresa, para auxiliar a su perros.
Enrique Rodríguez lleva su pasión tatuada en el brazo. en el centro, Enrique, Nelly y José, familia de rehaleros. A la derecha, Nelly, parte imprescindible de esta familia de cazadores.
Un lance en el que abatieron al salto un jabalí medalla de plata
La rehala Cherín, en sus diez años de existencia ha cazado numerosos jabalíes medallables. Un lance que jamás podrán olvidar fue en el que vencieron la partida a un jabalí medalla de plata en el año 2019 durante la celebración de una jornada de caza al salto en un monte de jaras y encinas.
Los perros de su rehala, junto a los canes de la rehala El Polvorilla, necesitaron más de 90 minutos desde que lo levantaron del encame hasta lograr detener al macareno en un denso cañaveral situado en un barranco. Tuvieron que derribarlo de un disparo ante la imposibilidad de rematarlo a cuchillo para así preservar la integridad de los perros.
Enrique nos cuenta que, como todos los perreros, en varias ocasiones ha visto peligrar su integridad física y la de los suyos, pero entre los miembros de la familia siempre han solventado la situación y han logrado salir ilesos del lance.
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