En muchos países de la Unión Europea, incluyendo España, se comenzó a estudiar la presencia de la enfermedad sin que hasta el momento haya sido diagnosticado ningún caso
La vigilancia de esta enfermedad en general se hace investigando animales cazados o enfermos, y en esta ocasión se trataba de un macho adulto, cazado en las Montañas Rocosas, en una zona donde hasta ahora no se había detectado la enfermedad, lo que podría indicar una expansión en el estado de Wyoming.
Se trata de una enfermedad conocida en esa especie desde hace más de 30 años. Por ahora sólo hay tres especies de cérvidos, además del ciervo mula, que se sepa, que pueden padecer esta enfermedad de forma natural: ciervo de cola blanca,
Odocoileus virginianus, alce,
Alces alces shirasi, y el ciervo de las montañas rocosas,
Cervus elaphus nelsoni, pero es probable que otras subespecies de ciervo rojo,
C. Elaphus, como el nuestro, sean también susceptibles, y en otras especies se desconoce. El ganado vacuno parece resistente, aunque pueden infectarse experimentalmente, y lo mismo ocurre con las ovejas.
No se sabe cómo apareció esta enfermedad, que por el momento se encuentra circunscrita al continente americano. Se especula con la posibilidad de que haya derivado a partir del scrapie, un tipo de encefalopatía espongiforme que afecta al ganado ovino. De forma preventiva, en muchos países de la Unión Europea incluyendo España, se comenzó a estudiar la presencia de la enfermedad, sin que hasta el momento haya sido diagnosticado ningún caso en Europa.
Aunque las autoridades explican que el riesgo de transmisión de algún problema de salud al hombre es remoto, aconsejan que no se consuman los animales que se vean delgados. Y es que en definitiva, se trata de una encefalopatía espongiforme transmisible —como la enfermedad de las vacas locas, que se relacionó con la temida enfermedad de Jacob Creutzfeldt humana—.
