Una nueva enfermedad para las liebres ibéricas: la fiebre Q
Liebre

Una nueva enfermedad para las liebres ibéricas: la fiebre Q

Las desgracias nunca vienen solas. Es lo que parece sucederle a la liebre ibérica. Además de la mixomatosis, la tularemia o la NHV, ahora han descubierto una bacteria causante de la fiebre Q en liebres ibéricas andaluzas.


La investigación ha analizado ejemplares de lagomorfos salvajes cazados durante las temporadas cinegéticas entre 2018 y 2022. Un total de 638 ejemplares de conejo y liebre, 471 de los primeros y 167 rabonas procedentes de 112 de las ocho provincias andaluzas. Los expertos de la Universidad de Córdoba y del Instituto de Salud Carlos III fueron los encargados de analizar las muestras de sangre para concluir que los anticuerpos de C. burneii estaban presentes en el 11,3% de los conejos y en el 2,4% de las liebres ibéricas. Es la primera vez que se detecta en la especie Lepus granatensis, es decir, en nuestra liebre ibérica.

Factores de riesgo

Los ejemplares infectados procedían de 16 del total de cotos participantes en el estudio. Los investigadores han realizado una profusa labor de ecuaciones de estimación para aproximarse a los factores de riesgo que pueden influir en el contagio de esta enfermedad. Así, han señalado hacia la presencia de ovejas, sobre todo localizado en una zona concreta, dentro del suroeste de Andalucía. Tras estos resultados, los científicos han aconsejado “implementar estrategias basadas en el riesgo para programas de vigilancia integral en estas especies para reducir el riesgo de transmisión de la bacteria a especies simpátricas, incluidos los humanos”

La fiebre Q

Estamos ante una enfermedad considerada como aguda o crónica que produce de manera súbita fiebre, cefalea, malestar general y neumonía. Puede infectar a mamíferos, aves, reptiles y artrópodos, causando una enfermedad de carácter leve en rumiantes. Una de las consecuencias más comunes en el ganado y otros animales silvestres es que provoca abortos y mortinatos. Se puede tratar, tras un diagnóstico eficaz, con un tratamiento de antibióticos prolongado durante dos semanas.

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