Su primer jabalí: un macho de 110 kilos e imponentes colmillos
Crónicas de caza

Su primer jabalí: un macho de 110 kilos e imponentes colmillos

El primer jabalí siempre es especial, máxime cuando se trata de un ejemplar como este. El cazador consiguió abatirlo en la segunda batida a la que iba en su vida y en compañía de alguien muy especial. Te lo contamos a continuación.


Manuel de la Vega Cueto, es un asturiano de 34 años que se inició en el mundo de la cinegética hace tan sólo cuatro. Cuenta que fueron dos buenos amigos Jose Manuel Mori “El Marqués” y Miguel “el de Riensena” los que le metieron el veneno en vena con lo recechos de corzo en Castilla y León.

Sin embargo, hasta hace una semana no había podido ir a ninguna batida por incompatibilidad con el horario laboral y era algo que esperaba con muchas ganas. Unas ganas que se vieron recompensadas.

La segunda batida de toda su vida

El primer miércoles de noviembre, Manuel disfrutó de su primera batida de jabalí con perros de rastro en el lote de Zardón, en el coto “La Parraguesa”, en Asturias. El domingo repitió y probó suerte en Teleña, lote que se encuentra a los pies de la famosa Basílica de Covadonga, en el mismo coto. En la última echada, cuenta que fueron a la zona de “Gamonéu” donde le tocó de puesto un prado amplísimo, con muy buena visibilidad.

Oír a los perros latir y disfrutar de unas vistas privilegiadas hizo que De la Vega quedara prendado de la cinegética. Lo que no se esperaba el cazador, es que el destino tenía preparado algo para él que no hubiera imaginado ni en sus mejores sueños.

Una compañía muy especial

Manuel no fue el único novel aquel día. Le acompañaba Manu, de seis años, el pequeño de la familia Mori del reputado restaurante “El Campanu” y sobrino del guarda del coto Antonio José “Cuco”. Pese a su corta edad, Manu disfrutó mucho de la jornada pues tiene una afición increíble. Ver niños disfrutando de cada levante, aprendiendo de los veteranos y emocionándose con cada lance es sencillamente fantástico.

En los tiempos que corren, con el animalismo radical ejerciendo cada vez más presión y parte de la sociedad desinformada, urge enseñar a los más pequeños los valores de la caza, a respetar el medio y darles a conocer el mundo rural.

Ojalá todos los niños tuvieran la opción de estar en contacto con el campo como Manu y tener la oportunidad de disfrutar del noble arte venatorio.

No image

La cuadrilla de cazadores con los jabalíes abatidos.

Un lance de infarto

Al poco de estar colocados, los perros de Luis, Álvaro y Cuco encontraron un rastro fresco y minutos después levantaron un enorme jabalí. El suido iba directo al puesto de nuestros protagonistas que pronto le escucharon romper.

Manuel efectuó un primer disparo fallido y el animal cambió el rumbo, iba directo a ellos. Volvió a encarar y esta vez, el voluminoso jabalí acusó el impacto de la bala. Tal era el tamaño del animal que el cazador tuvo que efectuar un tercer y último disparo.

¡Ahora sí!, ¡había caído!

No image

Manuel, Manu y Luis el montero.

Lo mejor de todo

El jabalí, que en la báscula dio 110kg, tenía unas gruesas navajas y amoladeras que conformaban un trofeo precioso, aunque, a juzgar por las palabras del afortunado el trofeo que se lleva es otro: “Lo mejor para mí fue, además de tener la oportunidad de estrenarme con un guarro así, ver la ilusión con la que Manu vivió todo. Sin duda fue un día que no olvidaré nunca”.

Comparte este artículo

Publicidad