El jabalí con el que soñaría cualquier cazador y que nadie consigue abatir
Un descomunal jabalí es grabado por una cámara de fototrampeo rascándose en un árbol. El macho no solo destaca por su asombroso tamaño, también lo hace por sus impresionantes colmillos.
Las imágenes han sido grabadas por el dispositivo de grabación colocado estratégicamente por el cazador francés As Attila y publicadas en el grupo de Facebook especializado en la caza del jabalí Chasse aux sangliers. Según el esperista, lleva tras su pista varios meses. Ha intentado abatirlo en varias ocasiones, pero el cochino siempre ha logrado ganarle la partida. Durante el verano desapareció de la zona de caza.
Con las primeras lluvias ha regresado al acotado y ha sido inmortalizado por una de las cámaras con las que el cazador gestiona y controla la población de cochinos del coto.
Los jabalíes se rascan en los árboles para desparasitarse
Las pulgas y garrapatas atormentan a los cochinos durante las horas diurnas. Los suidos nada más abandonar su lugar de encame visitan las charcas para aliviar su sed y las bañas para cubrir su cuerpo de lodo. El fin de impregnar el pelaje de barro es aislarse del frío en invierno y protegerse del calor en verano.
Esta capa de lodo impide a su vez a pulgas, garrapatas y mosquitos acceder con facilidad a la piel del suido. Los baños también facilitan a los cochinos el desprenderse de los parásitos que han quedado adheridos en él. Los jabalíes logran este objetivo rascándose con los troncos.
Una manera de marcar el territorio
La otra razón por la que los cochinos se refriegan con los troncos es para avisar a otros machos de su presencia en la zona. Estudios científicos revelan que esta costumbre puede tratarse de un sistema de comunicación jerarquía para evitar las confrontaciones con otros ejemplares de su mismo sexo.