VI cacería ‘a la antigua’: escopetas, cornetas y alzas
Asturias

VI cacería ‘a la antigua’: escopetas, cornetas y alzas

Asturias acoge la VI edición de la Cacería a la Antigua: un evento que homenajea a los cazadores de antes en el que los rifles se sustituyen por escopetas, las emisoras por cornetas y los visores por las alzas.


El pasado 25 de febrero, en la aldea de Sinariega, ubicada en el coto La Parraguesa, en el oriente de Asturias, tuvo lugar la tradicional Cacería a “la antigua” timoneada por Miguel Ángel Rosete, cazador asturiano y promotor de todas las ediciones.

La cacería es una batida de jabalí con perros de rastro, una modalidad típica de la región asturiana en lo que a caza mayor se refiere. En esta se reúnen 25 cazadores con el fin de homenajear a sus antepasados y poner en valor su forma de cazar, en la que por encima del número de piezas abatidas prima la dificultad de conseguir estas, el trabajo de los perros y el ambiente familiar.

 

Comienza la jornada al jabalí

Tal y como trasladaba Rosete a este medio, la jornada comenzó con un desayuno casero, amenizado por un gaitero, al pie de una gran hoguera. Entretanto, se celebró el tradicional sorteo que determinó a qué puestos irían cada uno de los participantes y Miguel leyó una copla dedicada a la actividad cinegética “y siempre relacionada con un tema de actualidad sobre la misma” que ya es todo un clásico previo a la cacería.

En torno a las diez de la mañana, los cazadores pusieron rumbo al monte para colocarse en sus respectivas posturas en “La Peña”, la primera zona que se iba a cazar y esperaron a que monteros y perros comenzaran a batir el monte. En esta primera zona se levantaron varios jabalíes y dispararon tres posturas distintas, pero sólo Jose Enrique Alonso, consiguió jugar un lance exitoso sobre una hembra de 50 kilos cuyo rastro seguía la perra “Chita”, propiedad de Joaquín Pelayo.

Así fue el gran cierre de la batida

Por la tarde, los cazadores cubrieron otras dos zonas del lote de Sinariega, pero esta vez sin fortuna al no conseguir encontrar más jabalíes. Cuando daban la cacería por terminada e iban a retirar, los monteros Luis, Cuco y Adrián avisaron que habían cortado con sus perros un jabalí en uno de los montes colindantes con “La Peña” y que ese día no se había cazado.

Rápidamente, varias personas se ofrecieron voluntarias para acotar la zona y los monteros soltaron a los perros, los que, tras diez minutos en el matorral, consiguieron echar de él un jabalí que emprendió la huida a gran velocidad. Velocidad que no supuso problema para Mario Ampudia, quien, viendo bajar al suido corriendo por un prado, tuvo el temple suficiente para dejarlo entrar y apretar el gatillo en el momento oportuno.

Los monteros y sus perros, emocionados, llegaron a la muerte disfrutando de la recompensa a un gran trabajo en equipo y poniendo el broche final a la que, sin duda, fue mucho más una magnífica jornada cinegética.

 

*montero: como se les denomina en Asturias a las personas que van con los perros.

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