Este cazador arrastra los jabalíes abatidos de dos en dos
Un montero catalán necesita más de 90 minutos para recorrer los dos kilómetros que separan su puesto del lugar en el que está aparcado su vehículo. Te mostramos las imágenes de los lances en los que abate los dos jabalíes grabados por una cámara de acción.
Adrián Fernández, es un joven cazador barcelonés que forma parte de la Colla de Arén. El grupo de cazadores oscenses ha alcanzado el millar de jabalíes abatidos en cada una de las últimas seis temporadas. La temporada pasada cerraron la caza del jabalí con 1.914 jabalíes cazados.
Adrián Fernández junto a los jabalíes abatidos.
Los cazadores aprovechan la carne de las piezas que cazan
El aprovechamiento de la carne de las piezas de caza forma parte del código ético de los cazadores y como tal este cazador lo cumple estrictamente cueste lo que cueste. El domingo Adrián participó en una batida de jabalíes organizada por la Colla de Arén en la Sierra del Montsec, cordillera calcárea de unos 40 kilómetros de largo situada en la provincia de Lérida y Huesca, en una mancha de pinos.
A las 12:00 horas, el cazador disparó a una corta distancia a un jabalí que cruzó frente a su postura. El puesto estaba ubicado en la espesura. La habilidad a la hora de efectuar los disparos de Adrián le permitió abatir al cochino pese a la dificultad que entrañaba el corto tiradero. En un primer momento pensó que los tres disparos de su rifle Browning Bar MK3 Brown HC del calibre .300 Winchester Magnum no habían cumplido su objetivo, pero los perros de Alex Castell recuperaron al ejemplar a cien metros del lugar del lance. El segundo cochino lo abatió el montero cuando se iba a dar por finalizada la cacería, a las 15:00 horas.
Ha creado un canal de YouTube donde comparte sus lances de caza
El cazador publica periódicamente los lances y las narraciones de sus cacerías en el canal Adrián Caza. Así narra la cacería y cómo sacaron los jabalíes del monte: "Cuando ya estaba a punto de enfundar mi arma oí un ruido en la falda que se encontraba frente a mi postura. El sonido provenía de la zona que no estábamos cazando. El animal que se desplazaba por el monte se aproximaba a mí, ya que cada vez escuchaba sus pasos más cerca. En un claro a 80 metros de mi posición pude ver que se trataba de un cochino. Esperé el momento que me ofreció su costado para apretar el gatillo de mi arma.
La bala RWS Speed Tip 165 grains cumplió su misión y derribó al animal. Una vez finalizada la cacería tocaba sacar los dos cochinos del monte. Los dos kilómetros que me separaban del coche no fueron impedimento para ello. Con la ayuda de mi amigo Iván San Miguel los subimos por el barranco hasta la cresta. El resto del trayecto hasta el coche los arrastré yo mientras mi compañero portaba las armas de ambos y un perro que llevábamos atado para entregárselo al rehalero".
Javier Fernández
