Cárcel para un vigilante de coto por la muerte cuarenta y cuatro especies protegidas

Junto a otros restos, un milano real, ocho milanos negros, un águila culebrera, nueve ratoneros, nueve búhos reales, seis cuervos, seis azores, tres águilas reales o una gineta son las especies protegidas víctimas del vigilante de coto ubicado en Villar de la Encina, Cuenca.


 Rapaces muertas
Rapaces muertas

APAM-CLM, la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha ha informado en un comunicado de la sentencia que condena al vigilante de coto, cuyas iniciales se corresponden a R.T.R, a cumplir un año, siete meses y un día de prisión y al pago de 268.000 euros en concepto de indemnización por la muerte de especies protegidas de fauna silvestre, usando medios ilegales, además de a cinco años de inhabilitación y a la prohibición de practicar el ejercicio de la caza y la pesca durante el mismo periodo de tiempo.

Los hechos se remontan a abril de 2016, aunque ha sido ahora cuando el Juzgado de lo Penal número 2 de Cuenca ha condenado al vigilante, que había convertido el coto en un «auténtico campo de exterminio». Los agentes han asegurado que «nunca habían visto nada tan atroz».

Encontraron artes prohibidas y pidieron explicaciones al vigilante

En una inspección programada dentro del Plan de Lucha contra el uso de Cebos Envenenados, los Agente Medioambientales encontraron en las inmediaciones de la finca varios lazos instalados, un cepo activado y varias jaulas trampa con cebo vivo, por lo que pidieron explicaciones al vigilante de la finca. Activado el protocolo, se procedió a los registros, en los que se decomisó: 29 cepos, dos jaulas trampas con cebo vivo, 28 jaulas no homologadas para captura de conejos, 60 lazos de cable de acero y 255 anzuelos supuestamente para introducirlos en cebos de carne. Junto a todos estos artilugios, los agentes encontraron un jaulón con hurones que, en el momento de la inspección, tenían como alimento los cadáveres de varias ratoneros (Buteo buteo), además de un arcón congelador con cadáveres de otras aves rapaces protegidas destinadas a lo mismo, como el propio vigilante reconoció.

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