«Yo no cazo, cazan mis perros y yo solo les hago felices»

Paco Raso tiene 64 años y es de Guadalajara. La caza es una de sus pasiones desde los 19, «empecé a cazar y siempre me gustó», explica este hombre, amante de los perros de caza y firme defensor de todos los animales. Estamos ante otra forma de entender la caza: cuando los perros son la prioridad y las capturas, algo secundario.


 Paco Raso
Paco Raso

 Paco Raso
 Paco Raso

La caza ofrece un enorme abanico de posibilidades a la hora de practicarla. Así lo demuestra Paco, un cazador poco habitual cuya pasión por los perros de caza traspasa todos los límites imaginables. Lo suyo es amor por los animales y preocupación por sus cuidados, sin olvidar el más mínimo detalle. Lleva toda la vida dedicándose en cuerpo y alma a su gran afición, a la que dedica tiempo, amor y dinero.

Cazador por sus perros

«Los que me conocen dicen que soy un muy extraño. Soy cazador porque disfruto con los perros. Si no fuera por ellos, no saldría de caza, pero los perros lo necesitan. Ellos disfrutan cazando. Si no lo hicieran, no serían felices. Y yo, tampoco, porque les estaría quitando lo que realmente les gusta».

Amante de la naturaleza

Paco ama a los perros, pero también a la naturaleza y a los animales. Es cazador, sus perros son de caza, pero respeta muchísimo la vida: «Si me traen una perdiz, la curo y la suelto. Hago lo mismo con los conejos, porque si los veo con una pata rota, les hago las curas y los suelto cuando se recuperan».

Siempre cuida de sus perros

«Disfruto con los perros y todo lo hago por ellos», explica Paco, que tiene seis perros para cazar, tres de los cuales siguen en activo. Los otros tres los mima y cuida para que no les falte de nada en su etapa de «jubilación».

«En temporada de caza salgo siempre, tiene que estar muy malo el tiempo o yo para no sacar a los perros», explica este peculiar cazador, que dedica todo su esfuerzo a cuidar de sus inseparables amigos.

Una peculiar manera de entender la caza

Paco Raso cuenta que su pasión por la caza no se remonta a una tradición familiar al cien por cien: «Mi padre no era cazador, pero sí mis tíos. El campo me encanta y los perros me hacen disfrutar mucho», explica este hombre, que aporta una visión única para entender que cada cazador tiene una forma de desarrollar y entender la actividad cinegética.

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