¿Nueva temporada o prórroga de la anterior?

Hablar del inicio de una nueva temporada de caza mayor es, cuando menos, una ironía en muchas zonas de Galicia. Entrados en septiembre, muchas de las cuadrillas que han contratado sus batidas a los distintos Tecores, no pueden tener la seguridad de que exista toda la caza que se suponía que había cuando fueron cerrados los contratos, allá por primavera.


Desde entonces, han sido muchos los Tecores que ha realizado batidas por daños de forma indiscriminada. La administración gallega las ha promovido, cuando no ha, directamente, intimidado a esos Tecores para que diesen las batidas. La presión era ejercida por la maquinaria mediática de los sindicatos agrarios y la administración, en un acto de populismo, abandonó a los cazadores a los pies de los caballos. Escurrió el bulto y provocó el enfrentamiento entre quienes son los gestores y reguladores del medio, es decir: Agricultores y cazadores. Ha definido la administración la innecesariedad incluso de tener que justificar los daños. Las batidas son concedidas a discreción, incluso bajo los distintos criterios, cuando no arbitrariedades de las distintas jefaturas provinciales. Todo empezó con el diseño de un mapa de daños señalando municipios de objetivo uno cuyo criterio de elaboración habían sido los partes de daños a la agricultura profesional. En Galicia, las ayudas por daños solamente se daban a los agricultores profesionales. Olvidan la realidad social; el noventa por ciento de los agricultores gallegos, no son profesionales. Son agricultores a tiempo parcial, por afición, o si lo prefieren, en momentos de crisis como esta, practican una agricultura de supervivencia, absolutamente minifundista.
OBSERVATORIO CINEGÉTICO Parece que fue ayer, y de hecho lo fue. Todavía está fresco el Observatorio Cinegético que, en Santiago de Compostela, organizó magníficamente la RFECA. Ello ocurrió el dos de octubre pasado, hace un año. Sus magníficas conclusiones, las soberbias aportaciones de los ponentes y las declaraciones a favor de la corresponsabilidad de los daños, expuestas por el conselleiro y el director general de conservación de la naturaleza, parecen hoy un sueño, un esperpento o una broma de mal gusto. ¿Qué ha cambiado? Pues solo una cosa, el dinero. La manida crisis, que ha hecho que la Xunta ya no tenga establecida una línea de ayudas a los daños, de forma que los agricultores han decidido canalizados a través de los sindicatos agrarios. Han promovido el enfrentamiento directo con los cazadores, en una clara intención de utilizarnos, bien sea para conseguir dinero, bien sea para usarnos como ariete de presión contra la administración.
Hasta este año, la comunidad autónoma menos afectada por daños del jabalí, era la gallega. De la noche a la mañana, parece que todos los jabalíes del mundo se han reproducido en Galicia. Diríase que han dejado, de repente, de ser jabalíes para convertirse en unos extraños seres con una capacidad de reproducción mágica, cual orcos salidos de la imaginación de Tolkien. Cuando releemos las conclusiones del observatorio, nos encontramos declaraciones de los máximos representantes de Medio Ambiente como estas: «Compartimos la preocupación por los daños que produce la fauna silvestre. La solución pasa por el diálogo y la comunicación entre los implicados, y mejor si esta se produce de forma desapasionada y reflexiva». «La actividad cinegética aporta una impagable labor ambiental de control de las especies que proliferan más allá de los niveles adecuados». Dice el refrán que del dicho al hecho hay un gran trecho. El desaparecer el dinero de las indemnizaciones y escabullirse la administración de la mesa de diálogo, ha sido todo uno. Ante la opinión pública, la Administración, está usando a los cazadores como mano de obra barata. Nos está negando la mínima dignidad que esos mismos representantes públicos, nos han concedido en el observatorio cinegético.
«Es innegable que los cazadores prestan un servicio impagable a la sociedad. La caza ordenada y regulada contribuye al mismo tiempo a fomentar la biodiversidad y la rentabilidad de los cultivos». Esto que se nos reconoce en petit comité. La administración no tiene el valor de reconocérnoslo en público. ¡Qué menos! Publicado en Caza Mayor de septiembre
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