La sociedad actual nos pide que cacemos más

Sí, sí… nos piden que cacemos más. Pero esta petición llega tarde y a mi parecer no hay marcha atrás, al menos con el modelo de entender y disfrutar de la caza como me enseñaron mi padre y mi abuelo, ese llamado aprovechamiento sostenible. Cazar y guardar para mañana.


Nos piden que cacemos más horas, más días, más meses… todo el año con tal de erradicar legalmente las súperpoblaciones de jabalí, conejos, torcaces y ahora también especies invasoras exóticas. Sí, son los mismos —seguidores de la doctrina Walt Disney— que durante tantos años nos han despreciado, insultado, mancillado públicamente, y ahora se hacen los amables exigiendo. Nanay. Que lo paguen, que bastante gasto tenemos que soportar como para cazar cada día.
Mal asunto ser hoy presidente de coto en algunas zonas de nuestro país. Te aporrean cada noche la puerta exigiendo que les vacíes las viñas de conejos, los maizales de guarros, los campos de cereal o las huertas de torcaces. Las torcaces en Tarragona, por ejemplo, se comen en un día 3500 plantas de col, brócoli o lechuga, que hay que replantar. Según la estadística que publica Medi Ambient en Catalunya la temporada 2012-2013 se sacaron 68.826 licencias de caza. En 1993 eran 117.592 los documentos. O sea, en 20 años hemos bajado 48.766 licencias. Con este de goteo constante a la baja de cazadores en Catalunya de aquí 15 o 20 años podemos ser 35.000. Y nadie lo remediará. Ni la Administración, ni la sociedad, ni los propios cazadores. Y ya me dirán cómo controlarán, por ejemplo, los 35.364 jabalíes de la pasada temporada, o los más de 170.000 conejos, 22.000 ánades, 110.000 torcaces. Hablemos de quien controlará los ciervos y corzos en aumento, 3.300 entre ambos. Además zorros, urracas, gaviotas… Pero la Administración ya lo tiene previsto. Se formarán cuadrillas (empresas) que se llamaran controladores de fauna o como lo quieran poner, que solucionarán el problema al agricultor y, en definitiva, a la sociedad. Por lo que alguien pagará. Lo tengo escrito por ahí, hace algunos años, en donde vaticinaba que los cazadores acabaríamos cobrando por ir a cazar. De hecho, si lo piensan, los primeros en cobrar por sus servicios fueron los tramperos que eran contratados para limpiar de zorros y otros. El último varapalo, el de las rehalas, anda que no tienen gasto, como si aplaudiendo arrancaran del monte las reses y los guarros. Hay demasiado mobbing sobre la caza en este país. No les importa los valores positivos, culturales, económicos, sociales, de gestión ambiental y más. Recuerden, nadie cuida lo que no es de nadie. No obstante hay alguna autonomía que sé que valora este recurso e incluso con iniciativas municipales.
La trama que hay en Medio Ambiente en alguna autonomía sobre la caza es desesperante. Desidia y desprecio por una actividad legal necesaria cada día más y de la que hay creado un departamento en cada consejería. Que cambian de nombre cada dos por tres. Servicio de caza, Bosques, Biodiversidad, Fauna salvaje, Vida silvestre y los Geranios de la Sra. María. Zancadilla tras zancadilla. El cambio será sustancial, la caza se organizará de otra manera desapareciendo los modelos preestablecidos. No voy a dar pistas pero esto se acaba, por lo menos en Catalunya. El tema que más me preocupa es el enfrentamiento que tenemos con Asociaciones Agrarias por la inoperancia de las Direcciones de caza y las presiones constantes de los animalistas. Muy mala baba por ambas partes y con mala intención. Pero, como digo, a nadie le preocupa nuestra desaparición. Está todo pensado. Arranca en Catalunya el curso del control de predadores y especialista en trampeo (con examen al final y carnet si apruebas) como en La Mancha y Extremadura. Pero han añadido «captura de especies exóticas invasoras». Lo tienen previsto, nos obligarán a capturar todo lo que los urbanitas sueltan al campo hartos de que vayan por casa echando cagadas. ¡Hombre! O sea, que una familia se compra un vietnamita como mascota, lo abandona en el campo y a mí me obligan a eliminarlo. Y somos tan tontos que vamos a matarlos. Ellos no se ensucian las manos, pero sí la boca con los insultos hacia nuestra actividad. Los cerdos vietnamitas, solo en Catalunya, están presentes en 18 municipios de toda la comunidad. Y es que hibridan con el guarro que da miedo. ¡Cómo se pueden llegar a expandir! Un problema social y lo tenemos que solucionar nosotros… Tenemos cotorras, turcas a miles, visón americano, mangosta, meloncillo, hurones… y lo que vendrá. Y lo eliminaremos con nuestro esfuerzo, tiempo y dinero. ¡Anda ya! Por otro lado me viene a la memoria una escena repetida en Asturias, y luego en Catalunya, de hace unos cuantos años. En la primera, unas vacas descontroladas en pleno monte y actitud amenazadora, y los cazadores tontos que tontos, escopeta y cartuchera en ristre y con las cámaras de TV en directo. La otra en Catalunya, una vaca brava que se escapa de unas fiestas de pueblo y, lo mismo, como rambos a tiros con ella. Aquellas imágenes me dejaron descolocado y lleno de rabia. Me faltó tiempo de hacerle una reflexión al presidente federativo autónomo. Otra gaita. En Catalunya ya tenemos por decreto Área de Emergencia Cinegética. Otra camama que nos oprime, obliga, enemista con los agricultores y que no funciona. Eso sí, ya hay empresas que te solucionan el problema. ¡Cobrando! ¡Tachán! No me alargo más, no quiero aburrirles con más penas, que hay un montón. ¡Ah!, y no hablemos de la REAL FEDERACION ESPAÑOLA… Bueno, queridos lectores y amigos de Club de Caza, este fin de semana subo al encuentro en Ligüerre de Cinca (Huesca) con mucha ilusión y ganas de buen rollo, como es habitual con todos los que allí nos encontramos. Eso sí, hablamos de caza en positivo y un humilde servidor, que caza mejor que escribe, sube a aprender y a disfrutar de la compañía, del paisaje, de las viandas y, si puede ser, de la caza, pues claro, faltaría más. Salut per tots.
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