¿Cuánto cazar?
Si la <a href='https://www.club-caza.com/articulos/articulosver.asp?na=1096'>Ecología aplicada a la caza</a> arranca del cálculo de tasas, ¿qué sentido tendría, si estas no se calculan debidamente? Curiosamente su cálculo es bastante sencillo.
José Miguel Montoya Oliver
José Miguel Montoya Oliver |
2020-04-15T00:00
miércoles 15 de abril de 2020
|
Opinión
Definimos las tasas estables, de cada especie en cada coto, como la parte de sus censos cuya captura permitiría la recuperación y conservación estable de cada censo.
Censo x Tasa estable = Crecimiento = Capturas estables
Los coeficientes implicados son:
1º/ Específico
Propio de cada especie, debe establecerse: 1º/ En la clase de calidad estacional más típica en sus hábitats naturales, 2º/ En las condiciones poblacionales de normalidad biológica de cada especie en esa calidad. Este es el único dato común a todos los cotos en los que aparece una especie.
2º/ Calidad
En un coto, atribuir cada especie a una clase de calidad, aporta como datos: 1º/ Una densidad poblacional biológicamente normal, en su cuantía total (biomasa) y en su pirámide poblacional (distribución); 2º/ Una tasa de crecimiento normal; 3º/ Un crecimiento normal. Usamos un marco de siete clases de calidad.
- MÁXIMA. Es una calidad rara e inestable en una Naturaleza no intervenida intensamente por el Hombre: una situación demasiado buena que el ecosistema suele corregir a plazo más o menos breve.
- MÍNIMA. Es una calidad frecuente e inestable, en la que no suelen poder efectuarse capturas significativas. En sus límites inferiores, si se sometiera a capturas, podrían aparecer colapsos biológicos.
- INTERMEDIAS. Calidades frecuentes y estables. Se clasifican de I a V desde la más alta a la más baja. El producto de los mayores censos por la mayor tasa de crecimiento lleva a crecimientos poblacionales de hasta 5 veces entre la calidad I y V. Este dato da idea de la gravedad de prescindir de las clases de calidad. De aquí nace en buena parte la quiebra de los actuales proyectos y planes técnicos. Este fallo afecta especialmente a la perdiz y a la liebre.
3º/ Periodicidad
Para el manejo de las especies migratorias, suele decirse que deben establecerse los oportunos acuerdos internacionales, lo que viene a ser lo mismo que no decir nada; pues su manejo se pospone así sine díe. La cuestión de fondo, en el manejo de las migratorias y de las erráticas (liebre, jabalí…) es cazar en cada coto todo lo que se debe y solo lo que se debe. Si la duración del periodo hábil total para la caza de una especie es P, y el periodo útil para su caza en el coto es p (siendo siempre P ? p), su tasa de captura debe multiplicarse por este coeficiente de periodicidad (p/P). Durante el resto de su periodo de captura, mientras que esa especie no esté aquí, debería ser captada por otros, con igual derecho y deber de cazar. Este es un coeficiente de solidaridad entre cotos y gestores: a cada uno lo suyo y entre todos cumplir solidariamente con el principio de obligación. El no-uso de este coeficiente está afectando mucho a tórtola, codorniz y otras migratorias.
4º/ Foraneidad
No siempre están bien manejados todos los cotos donde se caza una especie. En algunos lugares, unos muy distantes (migratorias) y otros menos (erráticas, efectos de borde por fugas, sumidero, colindancia…), pueden estar practicándose capturas escasas, correctas o excesivas; en consecuencia, este coeficiente debe ser mayor, igual o menor que uno. Este un coeficiente de subsidiariedad que busca asumir las responsabilidades pendientes, a la escala más cercana posible y a la vista de la globalidad del problema. El no-uso de este coeficiente está afectando especialmente a las aves acuáticas que, al no cazarse en muchos humedales, quedan sometidas a procesos de mortalidad atípicos. Diremos, botulismo.
5º/ Atipicidad
Evalúa las posibles bajas poblacionales ajenas a la caza: impactos atípicos de otros valores, usos y recursos, furtivismo, depredación, enfermedades y plagas (distintas en su esencia o en su intensidad de las de debilidad o equilibrio), degradación genética (selección negativa, repoblaciones inadecuadas…), accidentes, contaminaciones y envenenamientos, daños abióticos extraordinarios… Como ejemplos típicos las enfermedades del conejo o los envenenamientos de la perdiz y otras especies. Este coeficiente puede ser mayor, igual o menor que uno. Puede ser mayor que uno, cuando se controlan intensamente los agentes de perturbación propios del ecosistema, algo solo aconsejable dentro de determinados límites. Es igual a uno en las condiciones naturales más típicas o frecuentes. Es menor que uno en presencia de alguna o algunas de dichas condiciones atípicas negativas. Mientras estas existan, habrá que rebajar las tasas de captura. Su no-uso está afectando a numerosas especies.
6º/ Densidad
En cada coto, el crecimiento de una especie puede verse afectado por desviaciones significativas de su densidad real respecto a la normal. Con densidades situadas entre los 2/3 y los 4/3 de la normal, el crecimiento resulta similar al normal. A partir de esos límites el crecimiento decae a ambos lados; llegando a hacerse prácticamente cero, tanto en la escasez de existencias (abuso de caza) como en las proximidades del límite de capacidad de carga del ecosistema (abuso de la no-caza). Las especies animales suelen presentar mecanismos eficaces de concentración en los mejores lugares de las poblaciones más escasas, o de dispersión espacial de las demasiado densas; aunque subsisten en ellas buena parte de dichos efectos.
- Cuando las densidades son escasas, el crecimiento total resulta menor que el normal. Dejar menos madre que la debida, conduce a perder capturas…
- Cuando las densidades son excesivas (por falta de presión cinegética), los crecimientos se reducen respecto al estado de normalidad, presentando la población menor vigor y salubridad y mayor riesgo de actuación de los agentes de perturbación. Muchos animales acabarán muriendo, padeciendo las terribles muertes propias del medio natural (¡Va por los animalistas!). La no-caza es, siempre y a la vez, una crueldad para los animales y un claro atentado contra el desarrollo sostenible.
Zootécnico
Cuando las alteradas por el Hombre son las pirámides poblacionales naturales de una especie (distribución según sexos, edades, calidades individuales, dimensiones y estados), como se hace típicamente con las especies de caza mayor, el crecimiento resultante puede ser mayor o menor que el normal. Usualmente se busca un crecimiento mayor; pero el valor de las distintas piezas cobradas suele modificar este objetivo. Las piezas y sus valoraciones según sexos, edades, calidades etc., son interdependientes entre sí (sobre todo a través de las parideras de las hembras y del modelo de caza seguido) y terminan estableciendo en cada caso el coeficiente zootécnico a aplicar.
Tasas de caza estables
El producto de estos coeficientes establece las tasas estables de caza de cada especie en cada coto.
Tasa de caza estable = Específico x Calidad x Periodicidad x Foraneidad x Atipicidad x Densidad x Zootécnico
Tasa periódica
Cazar esa fracción del censo actual (CA), cazar su crecimiento, conduciría a mantener poblaciones estables, iguales a sí mismas a lo largo del tiempo; pero, ni los censos actuales suelen ser los normales, ni los censos biológicamente normales son siempre los ideales (CI) a efectos de compatibilidad con el resto de los demás valores, usos y recursos presentes en el coto: agricultura, ganadería, montes… Por tanto, la tasa estable de caza rara vez es la que debe aplicarse.
La tasa de caza a aplicar en cada coto durante cada periodo de ordenación es:
Tasa local periódica = Tasa de caza estable – Variación de ordenación
Siendo la variación de ordenación:
VO = (CI / CA)1/5 – 1
Definimos las tasas estables, de cada especie en cada coto, como la parte de sus censos cuya captura permitiría la recuperación y conservación estable de cada censo.
Censo x Tasa estable = Crecimiento = Capturas estables
Los coeficientes implicados son:
1º/ Específico
Propio de cada especie, debe establecerse: 1º/ En la clase de calidad estacional más típica en sus hábitats naturales, 2º/ En las condiciones poblacionales de normalidad biológica de cada especie en esa calidad. Este es el único dato común a todos los cotos en los que aparece una especie.
2º/ Calidad
En un coto, atribuir cada especie a una clase de calidad, aporta como datos: 1º/ Una densidad poblacional biológicamente normal, en su cuantía total (biomasa) y en su pirámide poblacional (distribución); 2º/ Una tasa de crecimiento normal; 3º/ Un crecimiento normal. Usamos un marco de siete clases de calidad.
- MÁXIMA. Es una calidad rara e inestable en una Naturaleza no intervenida intensamente por el Hombre: una situación demasiado buena que el ecosistema suele corregir a plazo más o menos breve.
- MÍNIMA. Es una calidad frecuente e inestable, en la que no suelen poder efectuarse capturas significativas. En sus límites inferiores, si se sometiera a capturas, podrían aparecer colapsos biológicos.
- INTERMEDIAS. Calidades frecuentes y estables. Se clasifican de I a V desde la más alta a la más baja. El producto de los mayores censos por la mayor tasa de crecimiento lleva a crecimientos poblacionales de hasta 5 veces entre la calidad I y V. Este dato da idea de la gravedad de prescindir de las clases de calidad. De aquí nace en buena parte la quiebra de los actuales proyectos y planes técnicos. Este fallo afecta especialmente a la perdiz y a la liebre.
3º/ Periodicidad
Para el manejo de las especies migratorias, suele decirse que deben establecerse los oportunos acuerdos internacionales, lo que viene a ser lo mismo que no decir nada; pues su manejo se pospone así sine díe. La cuestión de fondo, en el manejo de las migratorias y de las erráticas (liebre, jabalí…) es cazar en cada coto todo lo que se debe y solo lo que se debe. Si la duración del periodo hábil total para la caza de una especie es P, y el periodo útil para su caza en el coto es p (siendo siempre P ? p), su tasa de captura debe multiplicarse por este coeficiente de periodicidad (p/P). Durante el resto de su periodo de captura, mientras que esa especie no esté aquí, debería ser captada por otros, con igual derecho y deber de cazar. Este es un coeficiente de solidaridad entre cotos y gestores: a cada uno lo suyo y entre todos cumplir solidariamente con el principio de obligación. El no-uso de este coeficiente está afectando mucho a tórtola, codorniz y otras migratorias.
4º/ Foraneidad
No siempre están bien manejados todos los cotos donde se caza una especie. En algunos lugares, unos muy distantes (migratorias) y otros menos (erráticas, efectos de borde por fugas, sumidero, colindancia…), pueden estar practicándose capturas escasas, correctas o excesivas; en consecuencia, este coeficiente debe ser mayor, igual o menor que uno. Este un coeficiente de subsidiariedad que busca asumir las responsabilidades pendientes, a la escala más cercana posible y a la vista de la globalidad del problema. El no-uso de este coeficiente está afectando especialmente a las aves acuáticas que, al no cazarse en muchos humedales, quedan sometidas a procesos de mortalidad atípicos. Diremos, botulismo.
5º/ Atipicidad
Evalúa las posibles bajas poblacionales ajenas a la caza: impactos atípicos de otros valores, usos y recursos, furtivismo, depredación, enfermedades y plagas (distintas en su esencia o en su intensidad de las de debilidad o equilibrio), degradación genética (selección negativa, repoblaciones inadecuadas…), accidentes, contaminaciones y envenenamientos, daños abióticos extraordinarios… Como ejemplos típicos las enfermedades del conejo o los envenenamientos de la perdiz y otras especies. Este coeficiente puede ser mayor, igual o menor que uno. Puede ser mayor que uno, cuando se controlan intensamente los agentes de perturbación propios del ecosistema, algo solo aconsejable dentro de determinados límites. Es igual a uno en las condiciones naturales más típicas o frecuentes. Es menor que uno en presencia de alguna o algunas de dichas condiciones atípicas negativas. Mientras estas existan, habrá que rebajar las tasas de captura. Su no-uso está afectando a numerosas especies.
6º/ Densidad
En cada coto, el crecimiento de una especie puede verse afectado por desviaciones significativas de su densidad real respecto a la normal. Con densidades situadas entre los 2/3 y los 4/3 de la normal, el crecimiento resulta similar al normal. A partir de esos límites el crecimiento decae a ambos lados; llegando a hacerse prácticamente cero, tanto en la escasez de existencias (abuso de caza) como en las proximidades del límite de capacidad de carga del ecosistema (abuso de la no-caza). Las especies animales suelen presentar mecanismos eficaces de concentración en los mejores lugares de las poblaciones más escasas, o de dispersión espacial de las demasiado densas; aunque subsisten en ellas buena parte de dichos efectos.
- Cuando las densidades son escasas, el crecimiento total resulta menor que el normal. Dejar menos madre que la debida, conduce a perder capturas…
- Cuando las densidades son excesivas (por falta de presión cinegética), los crecimientos se reducen respecto al estado de normalidad, presentando la población menor vigor y salubridad y mayor riesgo de actuación de los agentes de perturbación. Muchos animales acabarán muriendo, padeciendo las terribles muertes propias del medio natural (¡Va por los animalistas!). La no-caza es, siempre y a la vez, una crueldad para los animales y un claro atentado contra el desarrollo sostenible.
Zootécnico
Cuando las alteradas por el Hombre son las pirámides poblacionales naturales de una especie (distribución según sexos, edades, calidades individuales, dimensiones y estados), como se hace típicamente con las especies de caza mayor, el crecimiento resultante puede ser mayor o menor que el normal. Usualmente se busca un crecimiento mayor; pero el valor de las distintas piezas cobradas suele modificar este objetivo. Las piezas y sus valoraciones según sexos, edades, calidades etc., son interdependientes entre sí (sobre todo a través de las parideras de las hembras y del modelo de caza seguido) y terminan estableciendo en cada caso el coeficiente zootécnico a aplicar.
Tasas de caza estables
El producto de estos coeficientes establece las tasas estables de caza de cada especie en cada coto.
Tasa de caza estable = Específico x Calidad x Periodicidad x Foraneidad x Atipicidad x Densidad x Zootécnico
Tasa periódica
Cazar esa fracción del censo actual (CA), cazar su crecimiento, conduciría a mantener poblaciones estables, iguales a sí mismas a lo largo del tiempo; pero, ni los censos actuales suelen ser los normales, ni los censos biológicamente normales son siempre los ideales (CI) a efectos de compatibilidad con el resto de los demás valores, usos y recursos presentes en el coto: agricultura, ganadería, montes… Por tanto, la tasa estable de caza rara vez es la que debe aplicarse.
La tasa de caza a aplicar en cada coto durante cada periodo de ordenación es:
Tasa local periódica = Tasa de caza estable – Variación de ordenación
Siendo la variación de ordenación:
VO = (CI / CA)1/5 – 1