Sentencias de carcel para los furtivos

«¡Si tiene una piel de oso polar en su casa, deshagase de ella!». Mientras Rusia endurece sus leyes de caza, este es el consejo del Ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente, Sergei Donskoi.


De acuerdo con estos cambios legislativos, quien mate a un animal incluido en la lista del Libro Rojo de especies en peligro de extinción o aquellas protegidas por acuerdos internacionales, no sólo se arriesgan a sufrir grandes multas, sino que se enfrentan a cargos criminales. Las mismas penas se impondran también a quienes comercien, transporten, vendan o compren dichos animales o partes de ellos. Según el ministro, esta ley eliminará la base económica de la caza furtiva. Siendo el comercio de especies del Libro Rojo una de las líneas de negocio más rentables que existen actualmente, el objetivo es cambiar fundamentalmente la dinámica comercial en este ámbito. Según Andrei Sitsko, director adjunto de Recursos Naturales y del departamento de caza del Ministerio de Medio Ambiente, la caza furtiva está en aumento. En 2008 se registraron 17.000 infracciones de caza y el año pasado más de 45.000, según los datos del ministerio. Cada año se matan entre 30 y 50 tigres de Amur. El Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, que asigna un valor económico a la pérdida de especies, estima el costo de esto en 25 millones de rublos (764.000 dólares). El Fondo Mundial para la Naturaleza estima que quedan 450 tigres de Amur en el país. Más de 1.000 esmerejones, halcones sacre y halcones peregrinos también se pierden cada año, a un costo estimado de 240 millones de rublos. La legislación rusa anterior solo prescribía castigos administrativos para los furtivos y los que participan en el comercio de la caza ilegal. Ahora, el cazador que mate un tigre de Amur podría sufrir una multa de 1 millón de rublos y de cinco a siete años de cárcel. Las multas y penas de prisión para los organizadores de estas cacerías serán aún mayores. Las autoridades están ahora ultimando la lista de animales que recibirán una protección especial junto a las especies en peligro. Otra legislación, aún no aprobada, es la que debería delegar más autoridad en los guardas, aunque parezca increíble actualmente no están autorizados a pedir los documentos al cazador. La nueva ley facultaría a los guardas para exigir las licencias de caza y de armas, inspeccionar vehículos y pertenencias a los cazadores, y enviar vídeos o fotos a las fuerzas del orden. En la actualidad hay cerca de 2.000 guardas en Rusia, pero este número aumentará a 30.000 cuando la ley entre en vigor, que se espera se produzca en el inicio de la nueva temporada de caza en agosto.
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