Crónicas

Abate un jabalí en espera y logra encontrarlo la mañana siguiente gracias al gran trabajo de su ratonero bodeguero andaluz

El esperista, habituado a vencer la partida a astutos jabalíes armados con grandes navajas, recordará siempre el lance, pese a que la boca del macho abatido era mucho menor de lo que esperaba.



La madrugada del martes 3 de agosto, el cazador de la Alberca Aitor Muñoz Anaya, localidad salamantina que se integra dentro de la comarca de la Sierra de Francia, con más de una década a sus espaldas, pese a su juventud, en el mundo de la caza, se enfrentaba a una espera de jabalí que se resistía a entrar al engaño nocturno. Pero esa noche, después de varias infructuosas esperas, pudo efectuar un disparo sobre el jabalí al que seguía los pasos hacía varias semanas.

En un primer momento, pensó que el solitario había escapado indemne del lance, ya que encajó la detonación sin inmutarse y no había dejado rastro alguno de sangre.

El experimentado esperista decidió volver a la mañana siguiente al escenario del lance junto a su fiel compañera de caza, la perra de 5 años de la raza ratonero bodeguero andaluz de nombre Jara. Gracias a su tenacidad y a su gran olfato, pudo encontrar a unos cientos de metros el cuerpo sin vida del cochino.

Así fue el lance

En la entrevista realizada por Club de Caza al cazador nos narra cómo vivió el lance:

«Fue un lance de gran dificultad porque el avispado jabalí me cogió el aire cuando estaba únicamente a cuatro metros del regato en el que me encontraba oculto. Al percatarse de mi presencia, salió corriendo en dirección a una ladera cubierta de helechos que estaba frente a mi puesto. Se me iban a salir los ojos de las órbitas, por más que miraba no lograba verlo para poder ejecutar el lance.

Se detuvo a 20 metros intentando localizar de dónde provenían las emanaciones que yo desprendía. Estaba de espaldas oculto justo detrás de un pino que me impedía efectuar un disparo con garantías de éxito. Transcurridos más de 3 minutos que se hicieron interminables, salió de su ocultación para ofrecerme su costado.

Nada más oír la detonación, el cochino huyó corriendo con normalidad. En un primer momento, pensé que había errado el disparo, pero algo me decía en mi cabeza que lo había herido. A media noche, di por terminado el aguardo con la idea de levantarme temprano para rastrear el disparo con Jara, mi bodeguera andaluza.

Al acudir al lugar donde por última vez vi al jabalí, no había rastro de sangre alguno. La perra cogió un rastro. Pensaba que era el jabalí, pero no las tenía todas conmigo. A unos cientos de metros Jara ladró de parada, delatando el lugar en el que se encontraba el cochino. Ante la duda si esta estaba aún con vida, me acerque muy despacio tomando toda las precauciones necesarias, dada la peligrosidad de un jabalí herido. Entre la maleza, pude ver a Jara junto al cochino, estaba muerto.

Un lance para el recuerdo y un cobro espectacular de mi pequeña perra que difícilmente podré olvidar».

 Bodeguero andaluz y la caza del jabalí
Bodeguero andaluz y la caza del jabalí

Un gran jabalí abatido en espera por este cazador. A la derecha, Aitor junto a un gran navajero.

Conoce al ratonero bodeguero andaluz

El ratonero bodeguero andaluz es una raza que comenzó su andadura en Jerez de la Frontera. Llegó allí procedente de ejemplares de otras razas como el fox terrier. Estos perros llegaron vía barco desde Reino Unido a Andalucía. Pero en esta zona del sur peninsular pronto fueron muy valorados por los bodegueros y viticultores. Enseguida demostraron su destreza matando roedores que perjudicaban las cosechas de vides o que llegaban al interior de las bodegas. Pocas veces el nombre de un perro describió tan correctamente su cometido.

Pero, no se quedó ahí la aplicación de unos fuertes instintos de caza. Los cazadores de conejo y, como vemos en este artículo, los de jabalí, han sabido aprovechar a un perro de caza ágil, potente, valeroso y con un buen olfato.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

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Ratonero bodeguero andaluz, Patrimonio Cultural

La raza que se consolidó como perro ratonero de las bodegas de vino ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de Jerez de la Frontera. Mientras, sigue esperando un reconocimiento internacional oficial.

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El ratonero bodeguero andaluz

Tenemos la gran suerte de contar con dos razas de perros ratoneros que reciben su nombre de dos regiones diferentes de nuestro país. Por una parte, el ratonero bodeguero andaluz, perro de origen jerezano seleccionado por sus aptitudes para la caza de roedores y alimañas. Por otra, el gos rater valencià, canis villaticus o gos de l’horta (perro de la gente del campo o de la huerta) de reducido tamaño, pero un gran cazador de roedores, conejos o alimañas.

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