Propuestas de ACEC en el Consejo Regional de Caza

El pasado 24 de abril el Gobierno de Canarias convocó al Consejo Regional de Caza, con carácter extraordinario, a petición de SEO/Birdlife, para evaluar el estado de las poblaciones canarias de tórtola y codorniz. El grupo conservacionista, gobierno canario, cabildo tinerfeño y la ACEC expresaron sus propuestas en el Consejo sobre dichas poblaciones de especies migratorias en Canarias.


La SEO/Birdlife propuso, en base a sus datos, que se prohibiera durante 5 años la caza de la tórtola y la codorniz en Canarias. La federación deportiva canaria «hizo gala de sus estudios y de su coste, en una intervención poco constructiva y desafortunada que fue reconducida con mucha mano izquierda por el Presidente del Consejo Regional, D. José Fernández Pérez», comentan desde ACEC. Los representantes de los cazadores federados no aportaron soluciones más allá de los trabajos que habían realizado y del costo que habían supuesto. La Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC) se opuso a la proposición de la SEO/Birdlife por considerarla excesivamente extremista, «y no le quedó más remedio que pasar por alto la actitud de los representantes de los cazadores federados por razones obvias y enojosas». El planteamiento que la ACEC defendió fue que desde la Dirección General de Protección de la Naturaleza, como órgano de coordinación y competente en la materia a nivel Autonómico, se determinaran los plazos de ejecución para las siguientes propuestas:
  • Coordinar a los Agentes de Medio Ambiente, SEPRONA y Policía Autonómica en la lucha contra los furtivos. Debiéndose facilitar a los Agentes de Medio Ambiente, desde los cabildos, las labores de vigilancia cinegética, siendo estos recursos humanos una de las herramientas más cercana a la que tienen acceso y competencia. La policía cinegética de gestión tiene que avanzar en contra de la denuncia carente de interés para la preservación de los recursos.
  • Desarrollar planes de control de predadores, sobre gatos, perros y ratas, con seguridad beneficiosos para todas la especies de fauna silvestre, tanto terrestre como voladora, al margen de la tórtola y codorniz.
  • Estandarizar y realizar censos de abundancia de especies cinegéticas independientes a cualquier organización, y en todos los cabildos. En este sentido, es reprochable que las Administraciones Autonómicas no cuenten con sus propios censos y datos anuales realizados por sus técnicos y/o funcionarios, para garantizar un aprovechamiento sostenible y real, y que sirvan para la realización de las órdenes de vedas, y que sean legalmente vinculantes respecto a los dirimentes.
  • Determinar modelos de calidad de hábitat para la codorniz y tórtola, con el fin de ejecutar mejoras ambientales en beneficio de las mismas, lo que beneficiaría también a conejos y perdices. En esa línea, la ACEC hizo un alegato a favor de estas dos últimas especies, por no estar en el mejor estatus poblacional, y que en los últimos cincuenta años han sufrido unos descensos sustanciales debido a varios factores, entre los que destaca el abandono de la agricultura tradicional. Por lo tanto, se debería contar con la Consejería de Agricultura y agricultores para buscar soluciones a esta falta de hábitat.
  • Impulsar planes de información, concienciación y educación para el colectivo y la ciudadanía. Por un lado, para fomentar la formación de los cazadores y el conocimiento de su entorno y actividad. Por otro, dar a conocer a la población en general la implicación real de los cazadores y la caza en la preservación de los hábitats y de las especies.
  • Respaldar y ayudar económicamente las acciones de mejora de hábitat a través de las sociedades de cazadores, y no mediante otras organizaciones o estructuras de ámbito superior.
Tras la propuesta de este último punto, un miembro federativo y representante de las sociedades de cazadores en el Consejo propuso, sin perder tiempo, que esta financiación quedara en manos de su organización —la Federación— para que la distribuyera, a lo que la ACEC se opuso radicalmente, reafirmándose en que los recursos fueran directamente a las sociedades de caza.
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