Tres días sin parar hasta rescatar a su perra, tragada por la tierra
Un cazador rescata a su perra tras haber quedado sepultada más de tres días al haber entrado en una madriguera de zorros cuando cazaban conejos. Pero Ángel no desistió y no paró hasta que sacó a su perra de allí. Y nos cuenta cómo lo logró.
Heroico rescate el que realizó Ángel García, bombero de profesión, junto a su padre y a sus compañeros de dotación para lograr rescatar con vida a Olivia, su jagd terrier de dos años.
A la perra se la tragó la tierra
El pasado domingo Ángel se encontraba cazando conejos junto a uno de sus compañeros. Junto a ellos, sus inseparables perros de caza. A las 11 horas y tras dos horas de caza, Olivia desapareció.
Olivia es una hembra de jagd terrier que cuenta con dos años de edad. Ha sido criada por Ángel desde que contaba con apenas 40 días de vida. Jamás había hecho una cosa así. Estamos hablando de una perra que caza a larga distancia, pero tras un corto espacio de tiempo y tras llamarla, siempre vuelve al lugar donde se encuentra Ángel.
Pasados cinco minutos y tras llamarla varias veces y no acudir, el cazador decide dirigirse a su vehículo para encerrar al resto de los perros e iniciar la búsqueda. Allí realiza dos disparos al aire que tampoco recibieron respuesta por parte del cánido.
Comienza la búsqueda de la perra
Ángel es buen conocedor del terreno, ya que, además de cazar en él, a lo largo del año ha realizado junto a su dotación algún rescate de animales en alguno de los pozos fruto de prospecciones mineras sin tapar que salpican los montes. Decidió dirigirse al lugar donde vez vio a la perra por última.
Tras examinar la zona, sólo encuentra un lugar en el que se haya podido meter la perra, una gran madriguera de zorro.
Una madriguera de zorro
Su intuición le gritaba que allí se encontraba su compañera, ya que no es la primera vez que se ha introducido en una madriguera tras un conejo. Pero hasta entonces siempre había vuelto a salir pasados pocos minutos.
Ángel permaneció en la puerta de la madriguera desde las 11:30 a las 14:00, pero no logró oír nada que le indicara que allí estaba la perra. Pero su corazón le decía que insistiera. Así que por la tarde volvió al mismo lugar.
Sus compañeros bomberos acudieron en su ayuda
Ángel regresó a la entrada de la madriguera ya preparado con herramientas para excavar en la tierra: un azadón, un pico y una pala.
Tras cavar hasta que se hizo de noche en un terreno de gran dificultad y no oír a la perra, regresó a casa muy desanimado, ya que se tenía que incorporar a su puesto de trabajo el lunes a las 8 horas.
Al verle sus compañeros en ese estado, le preguntaron qué le ocurría. Él les contó lo sucedido. El jefe de la dotación de bomberos del consorcio de Toledo, tras una llamada de Ángel al 112 avisando de lo ocurrido, envió a una dotación de bomberos al lugar para intentar rescatar al animal. No es la única intervención de estas características que han realizado este año.
Un incendió requirió a los bomberos
Ángel había solicitado una retroexcavadora pagada por él para ayudar en las tareas de salvamento. Pero, tras estar varias horas los bomberos cavando de forma manual y cuando ya se dirigía la máquina al lugar para empezar a cavar, recibieron un aviso prioritario y tuvieron que abandonar las labores de rescate.
Se había producido un incendio a las 18:30 de la tarde y tuvieron que acudir a sofocarlo. Ángel dejó allí el trasportín de la perra y una sudadera suya por si salía de la madriguera.
48 horas tras la desaparición
El cazador, angustiado por lo sucedido y por el cúmulo de infortunios que estaban rodeando el intento de rescate, no desistió en su empeño y, tras salir del trabajo a las 8 horas del martes, se dirigió a aquel lugar donde él pensaba que se encontraba la perra.
Acompañado por su padre, cavaron a mano un pozo paralelo a la madriguera, dada la dificultad que entrañaba cavar en esta directamente. Estuvieron trabajando hasta que oscureció. Estaba desesperado y ya se temía lo peor, pero no desistió en su empeño.
No pudo dormir en toda la noche. Su mujer lo apoyó en todo momento en su desconsuelo, pero él solo deseaba que amaneciera para seguir buscando a su perra.
Tercer día de incesante búsqueda
En cuanto la luz permitía ver en la mañana del miércoles, Ángel volvió a lugar de nuevo acompañado de su padre y portando material pesado. Por suerte, su padre tiene una empresa de construcción, lo que les permitió llevar un generador y un martillo neumático.
Continuaron con la excavación del pozo paralelo a la galería hasta que llegaron finalmente comunicarse con ella. Ángel metió su cuerpo boca abajo en el agujero, aguantado por su padre, pero no oía sonido alguno del animal.
Introdujo un palo de dos metros en la galería detectando que esta se bifurcaba. Tras percatarse de esto, continuaron cavando. Ángel quería encontrar a su perra fuese como fuese y en el estado que estuviese. Temía lo peor tras casi 72 horas desaparecida.
Una galería cegada
Tras varias horas de intenso trabajo, lograron llegar al lugar donde la galería se bifurcaba. Una de las bocas se encontraba cegada, mientras que la otra, tras introducir un palo, comprobó que continuaba.
Al cazador le pareció sumamente extraño este hecho, ya que los zorros, en sus galerías, suelen cavar vías de escape que les permitan huir en el caso de ser atacados por depredadores.
Escuchó un gruñido
Ángel intentó abrir la galería cegada. Y fue cuando oyó lo que le pareció un gruñido. Hizo parar a su padre el generador y escuchó un ladrido. Era su perra y estaba viva. Salió del pozo que habían cavado tras tres días de trabajo para buscar herramientas y, al volver a mirar en el túnel, allí estaba Olivia.
Cuando la perra oyó la voz de Ángel comenzó a cavar desde el lado contrario de la galería cegada y consiguió abrir un hueco en la tierra por el que había logrado salir. Ángel y su padre lloraron emocionados de alegría.
Tras abrazarla y depositarla en el suelo, la perra intentó volver a introducirse en el túnel para mostrarle el zorro que había cazador. Pero el cazador, a duras penas, logró impedírselo.
Enseguida llamó a su familia y a sus compañeros de dotación, que estallaron de alegría emocionados ante el feliz desenlace.
Ángel quiere mostrar públicamente su agradecimiento a todos ellos y a su familia por el apoyo que ha recibido y, en especial, a su padre, que en todo momento ha permanecido a su lado.
Heridas leves
Tras un duro y cruento combate entre Olivia y un zorro, el túnel en el que se encontraban quedó sepultado, aprisionando a ambos animales. Transcurridas más de 72 horas, la perra resultó ilesa y milagrosamente sin daños de consideración.
Tras ser examinada por un veterinario, solo presentaba varios mordiscos en su hocico, recibidos por parte del zorro. Heridas que sólo necesitaron ser curadas con antisépticos y antibióticos. Esto, y un leve cuadro de deshidratación.
Ángel es un fiel reflejo y un claro ejemplo de lo que un cazador siente por sus compañeros de caza y de lo que es capaz de hacer por ellos. Sin tener la seguridad de que la perra se encontraba allí y tras mover cientos de kilos de tierra, su insistencia, su perseverancia y su amor por su perra hicieron posible este feliz desenlace.
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