Convertir una finca de caza en un pequeño oasis gracias a la gestión
Visitamos una finca de caza gaditana guardada por Cristóbal, un profesional que se desvive para llevar a cabo un modelo de gestión cinegética en la que un área castigado por las enfermedades que diezman la población de conejos encuentra un pequeño oasis.
La finca está repleta de comederos y bebederos a pesar de ser una finca con siembra de trigo y girasol y que tiene varios puntos de agua naturales todo el año. Por ello, Club de Caza entrevista a través de un pequeño vídeo realizado a pie de campo al guarda de caza Cristóbal García.
La mano de un buen guarda da sus frutos
Este año ha realizado más de 30 bebederos de hormigón y dos pilas, todas ellas de forma artesanal, en la que durante nuestra visita a la finca gaditana pudimos observar bebiendo a numerosas especies de aves insectívoras, bandos de verderones y jilgueros, así como varias colleras de tórtolas.
Cuidando especies cinegéticas y no cinegéticas
Los puntos de agua que colocan y mantienen guardas y cazadores son vitales para especies cinegéticas, además de para animales no cinegéticos, sobre todo durante los duros y calurosos veranos que se padecen en esta zona se Andalucía.
Cristóbal destaca que son los cazadores y los guardas los que se preocupan e invierten su dinero y trabajo en cuidar el campo y a los animales que en él habitan. «No verás por aquí a animalistas, ecologistas, urbanitas…».
Comprobamos los resultados de esta gestión
Tras hablar con el guarda, damos una vuelta por el coto, observando los resultados de toda esta gestión y del trabajo y esfuerzo de cazadores y guardas. Los bandos de perdices nos encandilan durante el paseo por la finca.