Una cuadrilla asturiana caza con escopetas para despedir la temporada
Asturias

Una cuadrilla asturiana caza con escopetas para despedir la temporada

Una cuadrilla, compuesta en su mayoría por veteranos de la cinegética, celebró el pasado fin de semana una batida sin rifles en un coto de Asturias.


En el coto “Venatoria de Tineo”, la cuadrilla capitaneada por Ricardo González celebró el pasado fin de semana una cacería sustancialmente diferente a las que llevaron a cabo el resto de la temporada.

Los rifles, en casa

Ninguno de sus participantes llevó rifle, todos ellos portaban escopeta. Hubo gran variedad de armas: unas más antiguas, otras más nuevas; repetidoras, paralelas y superpuestas.

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Una cuadrilla veterana

La mayoría de las personas que componen la cuadrilla, tienen más de 65 años y cuatro de ellas superan los 80. Este es un claro ejemplo de que la caza es mucho más que una afición y de que ni el paso del tiempo ni los posibles achaques quitará nunca el título de cazador. Nos traslada nuestro colaborador, el cazador Francisco Cuétara que Ricardo, el jefe de cuadrilla, cuida siempre de los mayores y les facilita, en la medida de lo posible la acción de caza.

Desde Club de Caza queremos reconocer ese gesto pues los veteranos son el alma de la cuadrilla y de los que nos nutrimos el resto. Mención especial a su mujer, Pilar Pacheco Carrera, única fémina de la cacería.

Jornada para el recuerdo

Cientos de hectáreas que se encargaron de batir seis valientes monteros (dícese en Asturias de las personas que llevan los perros). Pronto comenzaron a romper los jabalíes entre matas y brezos.

Uno de ellos lo abatieron entre Antón Galerías y Javier “el de la Pohida”. El otro macareno lo echó a rodar Enrique San Facundo. Uno de los ejemplares cayó al río y el miembro de la cuadrilla que se encontraba más cerca, no dudó en meterse al agua para cobrarlo. La caza siempre se saca del monte por mucho esfuerzo que suponga.

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La mejor despedida

Tras abatir los dos jabalíes que había de cupo, tiradores y monteros se reunieron para hacer la foto grupal, y aprovecharon para intercambiar impresiones y anécdotas de la temporada. Una temporada que llegaba a su fin con esta batida de escopetas. La tristeza, inevitablemente, se apoderó de muchos allí presentes, pero aún no era el momento de despedirse: lo harían cenando juntos, en familia.

 


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