Abate un jabalí con un impresionante trofeo en Jaén
Crónicas de caza

Abate un jabalí con un impresionante trofeo en Jaén

Una jornada entre amigos y en compañía de su hijo le brindó a un veterano cazador un jabalí de ensueño.


Adolfo Bermejo Villar es el afortunado que se hizo con el ejemplar de jabalí soñado por cualquier apasionado de esta especie cinegética. Lo mejor de todo fue haber compartido el lance con su hijo Daniel. Él, con los perros, fue quien encontró el encame y levantó al suido.

“¡Es exagerado! ¡Qué pedazo de gorrino!”

Nada más pisar el monte, sin haber andado ni cien metros, Daniel vio que sus perros llamaban a parado. Era evidente que en el espeso matorral se escondía una pieza. Lo que estaba lejos de imaginar el joven es que fuera un ejemplar como el que resultó ser. No pesaría más de setenta kilos, pero sus colmillos eran más propios de un tamaño mucho mayor.

El jabalí salió corriendo a gran velocidad en dirección al puesto de Adolfo, quien tuvo el temple necesario para dejarlo entrar y esperó el momento justo para efectuar el disparo.

“Iba de frente, directo a él” -cuenta su hijo. Aguantó con la repetidora encarada hasta que, a escasos veinte metros el animal frenó en seco y giró la cabeza dándole la oportunidad de jugar el lance perfecto: un tiro tras la oreja y cayó seco.

“¡Es exagerado! ¡Qué pedazo de gorrino!” -dijo Adolfo por la emisora. La emoción era palpable, pero aún fue mayor cuando vio llegar a su hijo. La sonrisa de Daniel lo decía todo. “Cuando lo vi no podía creerlo” -asegura el joven- “Cada navaja midió 11,5 y 9,5 centímetros respectivamente, con un grosor que llama la atención”

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Daniel con el magnífico jabalí.

La sorpresa final

Siguieron cazando. Daniel volvió con los perros y su padre de nuevo a la postura. La ladra de los perros empezó a resonaba en todo el monte. De pronto otro macho, de unos sesenta kilos, desencamó y emprendió la huida. Se confundió de camino y salió al puesto de Adolfo que rápido lo metió en la mira y de un disparo muy preciso lo echó a rodar. ¡Menuda jornada! Una que ni el cazador ni su hijo olvidarán.

 


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