Nueve de cada diez linces se conservan exitosamente en España gracias a las labores de gestión en los cotos de caza
La península ibérica ya cuenta, según los últimos datos oficiales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) con una población de 1668 linces ibéricos, repartidos entre España, con 1.407 individuos (84,3%), y Portugal (261 individuos; 15,7%).
La especie, que se encuentra en clara expansión en la actualidad, se distribuye en un 90% de los casos en cotos de caza, lo que demuestra las grandes labores de gestión que han llevado llevan a cabo cazadores, gestores y propietarios de fincas para que el lince encuentre en estos terrenos las condiciones óptimas de alimentación y hábitat.
En este sentido, a través de la Fundación Artemisan, el sector cinegético participa en el proyecto europeo Life Lynxconnect, un proyecto que reúne a una veintena de administraciones y organismos públicos, ONG y entidades privadas para garantizar el éxito de recuperación de la especie con acciones de sensibilización y comunicación, manejo de hábitats, reintroducciones, selección de zonas de paso…
Las federaciones de caza han colaborado en distintas acciones de comunicación, divulgación y sensibilización implicando a cazadores en la conservación del felino, cediendo terrenos para facilitar las acciones de reintroducción de esta especie protegida en los nuevos núcleos.
Gallardo pide aunar esfuerzos en la lucha contra el furtivismo
Con relación a una publicación de WWF donde la entidad alertaba de un aumento del furtivismo sobre el lince, el presidente de la Real Federación Española de Caza, Manuel Gallardo, ha pedido a la formación ecologista que “no genere una alarma social innecesaria sin datos concretos y fidedignos que avalen tales afirmaciones y que puede poner en peligro la exitosa labor de conservación del lince gracias a cazadores, administraciones y demás entidades interesadas”.
En este sentido, Gallardo ha recordado que el sector cinegético es siempre el primero en personarse como acusación contra todo tipo de delitos de furtivismo, que no hacen otra cosa que “ensuciar el nombre del cazador que es el mayor garante en conservar el lince tal y como está demostrando la expansión de la especie en los últimos años”.