¿Macho o hembra? Abate un extraño ejemplar de jabalí con hermafroditismo durante una montería
Caza un jabalí con el cuerpo y los colmillos de un macho y los órganos reproductivos de una hembra en Cáceres.
En el mes de febrero, el escritor y cazador Isidro Borrego participó junto a su hijo en una montería muy especial. La cacería fue organizada por Enrique Batallas, propietario de “Extremeña de Monterías” y tuvo lugar la Finca Pacheco. El cazadero está situado en la Sierra de San Pedro, en las inmediaciones Herrera de Alcántara, en la provincia Cáceres.
Isidro y su hijo tras la cacería.
Un apasionado y acérrimo defensor de la actividad cinegética
Isidro Borrego Navalón es un escritor español y un gran apasionado de la caza. Tras una vida entera practicando la actividad, Isidro acumula grandes conocimientos que a día de hoy intenta transmitir a su hijo. Además de la experiencia, da verdadera importancia a los valores que, para él, son claves para ser un buen cazador: la buena práctica y la conservación. Aprovecha cada jornada que comparte con su primogénito para transmitirle estos principios y la esencia de la actividad cinegética.
El inicio de la montería
El cazador y su hijo estaban colocados en una traviesa, concretamente en el puesto nº2, recuerda. “Un puesto ideal”, de esos que dan lugar a lances rápidos e instintivos, por lo general. Posturas que dan poco margen al cazador y mucho a las piezas.
Desde que se colocaron estuvieron oyendo muchísimos jabalíes pasar por el monte más cerrado, sin opción a jugar ningún lance. Los jabalíes, es sabido que son animales muy astutos, especialmente cuando se tratan de ejemplares viejos y, en este caso, “ninguno dio la cara, iban todos por lo tapado”-apuntaba Borrego
Nada más los perreros soltaron los canes, estos pasaron para la mancha que Isidro tenía a su espalda y al poco tiempo, escuchó un agarre. Parecía un jabalí de gran tamaño enfrentándose a los perros a juzgar por los alaridos, y, como el cazador tenía experiencia de haber ido con rehalas, no dudó en acercarse a lugar y brindarles su ayuda. Allí estaban valientes podencos y beagles que no conseguían parar al animal. Esperó entonces unos minutos a ver si llegaba algún perro de presa que pudiera aguantar al suido para efectuar el remate, pero, pese a haber entrado en silencio, cuando los perros vieron a Isidro, dejaron al jabalí y este escapó.
Durante la jornada el cazador tuvo que abatir a cuchillo otros dos animales, uno que habían agarrado los perros y otro que había herido otro puesto.
Este es el imponente jabalí que contaba con órganos reproductores de macho y de hembra. A laderecha, los colmillos de la hembra de jabalí.
El remate del jabalí, siempre a cuchillo
Aprovecha el cazador para recordar que nunca se debe rematar un jabalí con arma, ya que es una acción realmente peligrosa para los perros que el momento del agarre se encuentran al lado o sobre el animal. “Un agarre siempre a cuchillo, es algo fundamental en cualquier montería”. También quiso hacer hincapié en la importancia de llevar prendas reflectantes, sea o no obligatorio. “Nunca se debe dejar el puesto sin llevar un chaleco reflectante, por seguridad”.
El lance a un ejemplar de lo más extraño
A su puesto no salía ningún cochino, de hecho, su hijo, le dijo con tono jocoso “hoy no tiras papá”. Sin embargo, cuando menos lo esperaban, oyeron a un jabalí que les estaba entrando por la espalda, “zorreado y sin perros”. A juzgar por el ruido que hacía entre los matorrales, se trataba de un ejemplar de gran tamaño. Y así resultó. De repente, un voluminoso jabalí saltó al cortadero muy hábil, pero no tanto como Isidro que con un rápido y certero disparo logró abatir al animal.
El lance lo jugó con su “equipo de montería”: un Blaser R93 Professional cal. 7mm, con una bala RWS KS de 162gr. y un visor Zeiss 1,5-6x50.
Cuenta el cazador que la sensación de ver caer semejante jabalí fue indescriptible. No tanto por el imponente tamaño del animal sino por haber vivido un lance así junto a su hijo. “Es lo máximo”. La adrenalina, los nervios y la felicidad fueron los tres grandes protagonistas de esta jornada que, a buen seguro, ninguno de los dos olvidará.
¿Un macho… o una hembra?
Cuando fueron a recoger el animal, vieron que tenía unos colmillos y una envergadura, típicos de un macho. Sin embargo, cuando comprobaron el sexo se sorprendieron al ver que tenía mamas y vulva.
Si bien creyeron estar ante un extraordinaria hembra, pronto confirmaron que no lo era, o al menos, que no era una hembra más.
Al abrir el animal para desollarlo y despiezarlo, se encontraron con que dentro tenía el sistema reproductivo masculino: unos testículos y un pene atrofiados. Por ello parece, según los expertos que examinaron el jabalí, que se trata de un caso de hermafroditismo, al tener los ambos sexos.
Sea como fuere, los 18 centímetros de colmillo que hoy lucen en el hogar de Isidro, serán, para siempre el recuerdo de un ejemplar único y una jornada memorable.