A puñetazos con un jabalí que le atacó en Navarra
Un veterano cazador fue sorprendido por un jabalí de gran tamaño que le atacó produciéndole una profunda herida y un susto de muerte.
El 28 de abril, un cazador lodosano de 52 años se encontraba recechando corzos en las inmediaciones de los barrancos de Nazario. La gran experiencia que acumula tras 37 años de actividad cinegética no evitó encontrarse en una situación tan dura como la que enfrentó ese día alrededor de las nueve de la noche.
Así quedó la pierna del cazador tras el ataque del jabalí.
El ataque
El hombre se encontraba caminando por uno de los barrancos que ya había frecuentado en otras ocasiones, practicando la modalidad de batida. Era un barranco repleto de matorral, con una zona clara al fondo de este. De repente, escuchó un ruido que provenía de uno de los matorrales y acto seguido vio salir un enorme jabalí que corría hacia él con el fin de embestirlo.
Afortunadamente, el cazador anduvo rápido y logró encarar el rifle y disparar, pero, aunque el animal acusaba el disparo, se abalanzó ferozmente sobre él causándole una profunda herida en la pierna y tirándolo al suelo. “Lo tenía justo encima y no paraba de intentar morderme de nuevo, así que tuve que liarme a puñetazos con él”-relataba.
Tras unos momentos de tensión, miedo y lucha, el jabalí se retrajo y se fue a ocultar entre los matorrales. Parecía que todo había terminado… pero la tregua duró poco.
El animal volvió a asomar la cabeza y se quedó mirando fijamente al cazador que se incorporaba sin hacer movimientos bruscos que pudieran llamar su atención. Sin embargo, el ungulado la había tomado con él. “con el pelo erizado y moviendo otra vez los dientes (…) comenzó a venir hacia mí. Tuve la suerte de que el rifle estaba a la altura de mi mano, así que le volví a disparar”.
El disparo fue certero y el hombre evitó un segundo ataque que podría haber llegado a ser fatal.
Este es el jabalí que hirió al cazador en la pierna.
Después de todo
La herida era profunda: cinco centímetros de profundidad y diez de desgarro, pero a consecuencia de la descarga de adrenalina que generó la gravedad de la situación, no sintió nada, hasta que llegó al coche. Empezó a notar la pierna húmeda y que los pies le resbalaban… cuando quitó las botas las encontró llenas de sangre.
Condujo como pudo hasta su casa, dejó el arma y fue directamente a urgencias de Lodosa donde le limpiaron la herida a conciencia.
A pesar de ello, al día siguiente el cazador sentía gran dolor y no conseguía caminar. Tenía la rodilla llena de bultos y coágulos. Le derivaron al hospital de Estella, donde le hicieron numerosas pruebas; un análisis de sangre y unos cultivos bacterianos, ya que es de vital importancia conocer si el animal tenía alguna bacteria en los dientes que pudiera causar la infección.
Hoy en día sigue con la herida abierta y con drenajes, a la espera de los resultados y agradece a todo el personal sanitario sus cuidados.
No olvida la suerte que ha tenido pues es plenamente consciente de que podría haber tenido el peor de los desenlaces. “Imagina que, en lugar de a cazar, hubiese ido a pasear o a buscar caracoles… Si me encuentro con ese animal en esas circunstancias, no creo que lo pudiese estar contando ahora, porque el espacio en el que nos encontramos era minúsculo. No hubiera tenido escapatoria posible” comentó.