Encuentra el trofeo de un muflón medalla de oro dos meses después de haberlo recechado
Un cazador jiennense ha estado buscando durante los meses de febrero y marzo el muflón que hirió en el transcurso de una cacería que tuvo lugar a finales de enero en Sierra Morena.
El miércoles uno de los empleados del acotado en el que se desarrolló el rececho del macho encontró los restos del ejemplar junto a un arroyo de agua.
No se trata del mayor animal de la especie abatido por Pedro Martínez, vecino de Segura de la Sierra, localidad de la provincia de Jaén perteneciente a la comarca de Sierra de Segura, pero de seguro que ocupará un lugar de privilegio entre los trofeos de los muflones cazados por el cazador a lo largo de su trayectoria cinegética.
Trofeo del muflón abatido en Sierra Morena.
Caza de muflones en Sierra Morena
A finales de enero el cazador de la provincia de Jaén decidió acompañar a un amigo que quería abatir un muflón medallable en una finca de Sierra Morena. Días antes de tener lugar la cacería, Pedro preguntó a la propiedad del acotado si cabía la posibilidad de cazar él otro macho. El responsable del coto no puso pega alguna para que este cazara el mismo día que su amigo otro muflón.
Otros muflones abatidos por el cazador.
El día de la cacería la propiedad acompañó a uno de los cazadores mientras que Pedro fue guiado por personal del acotado. A lo largo de la mañana ambos cazadores vieron un gran número de animales. El compañero de caza del protagonista de esta historia abatió un bonito macho por la mañana mientras que el jiennense no logró su objetivo a pesar de haber intentado abatir en un complicado rececho un macho medallable. Las hembras que rodeaban al ejemplar seleccionado por el recechista evitaron que pudiera culminar el lance.
El muflón saltó en el momento de disparar el cazador
A mediodía la propiedad decidió realizar un receso en la cacería e ir a almorzar al cortijo. Como Pedro no había logrado abatir un muflón por la mañana decidieron por la tarde tratar de recechar un rebaño en el que había varios machos medallables.
Al llegar al barranco en el que sesteaban habitualmente los muflones localizaron a cuatro machos tumbados junto a un grupo de hembras. Durante más de 10 minutos guía y cazador esperaron que el ejemplar seleccionado se levantara para asegurar el disparo. Transcurrido ese tiempo el personal de la finca silbó al macho con la intención de que se incorporara con la mala fortuna que el ejemplar saltó en el momento en el que Pedro apretó el gatillo de su rifle Merkel del calibre 300.
Nada más impactar la bala en una de las extremidades traseras del muflón este corrió hasta perderse en un mancha de lentiscos. A pesar del rastro de sangre que dejó el macho hasta la vegetación no fueron capaces de encontrarlo. En numerosas ocasiones Pedro trató de hallar al animal abatido junto al personal de la finca pero el macho no aparecía.
Finalmente y gracias a la insistencia de la propiedad lograron encontrar lo que quedaba del muflón en un lugar por el que habían pasado infinidad de ocasiones. El cazador y el personal del acotado piensan que el cuerpo del macho ha sido devorado por depredadores y que estos han llevado el cráneo junto al caudal de agua donde ha sido encontrado.