Un rehalero catalán abate un jabalí con unos terribles colmillos de 20 centímetros
Crónicas de caza

Un rehalero catalán abate un jabalí con unos terribles colmillos de 20 centímetros

El cazador, sabedor del peligro que entrañaban las afiladas navajas del cochino para su rehala, recorrió más un kilómetro monte a través a la carrera para salvaguardar la integridad física de sus perros.


El espectacular macho ha sido cazado en la provincia de Barcelona en una batida celebrada en una finca abierta organizada por la Colla Vella de Maçanet de la Selva.

Perros de rastro frente a un peligroso jabalí

Los perros de la rehala de los hermanos Jordi y Josep Serra se enfrentaron a un cochino armado con unos afilados colmillos el sábado día 4 de febrero en una cacería que tuvo lugar en una finca situada en Sant Cebrià de Vallalta, municipio situado en el interior de la comarca del Maresme. La rehala de los cazadores de la comarca de La Selva está compuesta por perros fruto del cruce de las razas anglo-francesa con Gascón Saintongeois y porcelana.

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Uno de los perros del rehalero catalán.

Grandes jabalíes en la mancha

Antes del inicio de la batida los organizadores ya advirtieron a los perreros de la presencia de varios jabalíes de gran tamaño en la mancha. A las 9:30 horas se produjo la suelta de los perros. Cinco minutos más tarde, los canes de los hermanos Serra detectaron la presencia de un cochino en una zarza. Tras varios minutos de dura lucha, el arrojo de los perros obligó al suido a abandonar su ocultación. Se trataba de un enorme macho de un peso cercano a los cien kilos.

El rehalero puso en riesgo su físico para abatir al navajero

Los cánidos siguieron más de un kilómetro al macareno. Jordi y Josep corrieron tras ellos, los cazadores temían por la vida de sus canes dado el tamaño de las navajas del solitario. El acoso de los perros hizo al jabalí refugiarse en el interior de un zarzal. Allí se produjo una dura pugna. En una de las embestidas del macho a los canes, Jordi logró abatirlo a bocajarro de un efectivo disparo de su rifle semiautomático Browning del calibre .30-06. A pesar de la longitud de sus defensas no es el ejemplar de mayor trofeo cazado por el rehalero en sus quince años de trayectoria cinegética.

 


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