El jabalí más grande de la temporada ha pesado 198 kilos y ha sido cazado mientras luchaba con otro gran macho
Te contamos la espectacular manera en la que ha sido cazado, dónde y qué cazador ha abatido al formidable jabalí de casi 200 kilos.
Un cazador cordobés ha abatido uno de los mayores jabalíes cazados en España esta temporada en una espera nocturna por control de daños a la agricultura. Junto a este excepcional ejemplar, cazó esa misma noche otro cochino de 140 kilos.
Desgraciadamente, los cazadores únicamente fotografiaron al animal de mayor peso cuando estaba siendo desollado, ya que ninguno de los machos presentaba un trofeo digno de su tamaño.
El cazador junto a otro gran jabalí abatido con anterioridad al monstruo de 200 kilos.
Lucha a muerte entre dos enormes navajeros
Rafael Jiménez, un experimentado esperista cordobés, ha vivido esta semana uno de los lances más emocionantes de su trayectoria cinegética. En una espera por control de daños en una zona hortícola, tuvo la fortuna de contemplar como dos enormes cochinos se enfrentaban frente a él. Así nos lo cuenta:
-"En las primeras horas del aguardo ningún jabalí visitó el huerto en el que yo estaba apostado. En el silencio de la noche solo se oía el sonido de un búho en la lejanía. Cuando ya pensaba que me había equivocado al elegir el lugar para la espera, vi cómo una hembra entraba a la carrera en el cultivo.
Tras ella, venían dos enormes machos persiguiendo a la jabalina. Al llegar frente a mi puesto, los dos macarenos se enzarzaron en una terrible pelea. Durante más de un minuto, quedé petrificado al contemplar el espectacular combate. Apunté al animal de mayor tamaño de los dos. El macho se derrumbó fulminado de un disparo en el codillo de mi rifle Remington 770 del calibre 7mm a 60 metros de distancia de mi puesto”.
Rafael, hijo del cazador, con un excepcional jabalí abatido en montería en marzo del pasado año.
El segundo jabalí ni se inmuta ante el disparo
-“Pensé que al oír la detonación el jabalí que pugnaba con el animal caído huiría del lugar. Todo lo contrario, me equivoqué. Estaba tan encelado que trató de acuchillar al macho sin vida en el suelo. Tras apretar de nuevo el gatillo de mi arma, cayó a escasos centímetros de su oponente. Una experiencia que jamás podré olvidar. La pena es que, pese al tamaño de ambos animales, ninguno de los dos ejemplares presentaba un trofeo medallable".
Antonio López Espada
