Una montería con la rehala: vivimos un agarre junto a los perros
Hemos estado monteando en el término municipal de Los Barrios, en pleno corazón del Parque de Los Alcornocales, concretamente en la finca Montecoche, de la mano de la Sociedad Federada de Caza y Pesca La Gineta.
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A esta misma mancha, el año pasado se le concedió un premio de las Caracolas que premian a las mejores monterías del año. Ejemplar la gestión de los montes públicos que están a cargo de esta sociedad Barreña presidida por Juan Cándido. La misma en la que, año tras año y por un módico precio para los tiempos que vivimos, monteros de a pie pueden practicar su pasión.
Este año, invitados por la directiva y monteando con la rehala El Maravillas, con David Rojas Cubelo, participamos en este apasionante día de caza.
La dura vida del rehalero
Nos tocó montear una zona, junto a la Rehala de los Poderosos, de una orografía muy exigente de canchos de piedra y muy apretada de zarzas, jerjenes, aulagas y brezos, en la que en algunos momentos teníamos que entrar a gatas por las veredas de los animales.
El duro trabajo del rehalero solo lo conoce el que lo vive o lo ha vivido. Son unos auténticos espartanos de nuestros montes.
Un agarre que nos hizo correr campo a través más de un kilómetro
Nada más comenzar la montería, uno de los perros punteros de David comenzó a latir de parada a unos cochinos. Nos encontrábamos en la ladera de enfrente.
Las reses fueron desplazándose por la caja del arroyo hasta perderse el sonido de los latidos del perro en el monte. Continuó el desarrollo de la montería y cruzamos el arroyo. Debido a un desgraciado accidente de un compañero al sufrir una herida en un hombro del fragmento de una bala rebotada, se detuvo la montería.
Un gran macareno
Al regresar hacia el punto de suelta, este mismo perro empezó a ventear desde fuera del monte marcando una res. Eran los cochinos del principio de la mancha: un gran macareno que portaba unas enormes defensas, junto a su escudero.
Todo sucedió muy rápido. Al latir este perro, las rehalas de El Maravillas y Del Poderoso acudieron en auxilio de este. La ladra precedió al agarre en la caja del arroyo, a más de un kilómetro de donde nos encontrábamos.
La carreta campo a través en auxilio de los perros, ya que pensábamos que se trataba del gran macareno, fue vertiginosa. Llegamos extenuados al lugar.