La caza contribuye a la salud de las personas que la practican
En mi vida como cazador he escrito sobre diferentes aspectos que envuelven al complejo universo de la caza.
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Entre ellos, y con los títulos: La caza debería declararse Patrimonio de la Humanidad, La caza es cultura, La caza no es un deporte en España, Caza social, recreativa y sostenible, Las especies de caza también son un patrimonio natural, Entidades de Custodia para el Patrimonio Cinegético, etc. En alguna ocasión he escrito sobre las aportaciones que la caza proporciona al entorno de las personas que la viven: La caza une a padres e hijos, y proporciona calidad de vida a los miembros de las familias que la comparten como afición. Pero nunca he escrito sobre las ventajas para la Salud que les puede aportar la práctica de la actividad de la caza a las personas que la realizan y, en esta ocasión, lo voy hacer.
El binomio caza y salud, o salud y caza, a primera vista no encajan, o da la impresión de que son palabras opuestas. Pero sin duda la actividad de la caza puede contribuir a la salud de las personas que la practican, tanto a su bienestar físico, como mental y social, que son los tres estados con los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud:
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
La OMS recomienda para adultos:
- Practicar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, o al menos 75 minutos semanales de actividad física intensa, o una combinación equivalente entre actividad moderada e intensa.
- Para obtener mayores beneficios para la salud estas personas deben llegar a 300 minutos semanales de actividad física moderada, o su equivalente.
- Conviene realizar las actividades de fortalecimiento muscular 2 o más días a la semana y de tal manera que se ejerciten grandes conjuntos musculares.
- Las personas con problemas de movilidad deben practicar actividad física para mejorar su equilibrio y prevenir caídas por lo menos 3 días a la semana.
La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Ello incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas.
La expresión «actividad física» no se debería confundir con «ejercicio», que es una subcategoría de actividad física que se planea, está estructurada, es repetitiva y tiene como objetivo mejorar o mantener uno o más componentes del estado físico.
Además del ejercicio, cualquier otra actividad física realizada en el tiempo de ocio, para desplazarse de un lugar a otro o como parte del trabajo, también es beneficiosa para la salud. La actividad física —tanto moderada como intensa— es beneficiosa para la salud.
La «actividad física» o el «ejercicio físico» que realizan los cazadores cuando practican la caza, no debe confundirse con el «deporte físico», que, como deporte, es otra subcategoría de actividad física que requiere un esfuerzo físico mucho mayor y/o una actividad física extrema de las personas o atletas que la realizan, con la finalidad de prepararse para competir y con el objetivo de participar y ganar las pruebas de las diferentes modalidades deportivas como deportistas, de las cuales se encarga de su organización oficial la Real Federación Española de Caza, y en sus respectivas autonomías las Federaciones de Caza, que se dedican a la práctica del deporte de la caza.
Pero el mundo de la caza contempla muchas vertientes vinculadas al hombre, como: la protección del medio ambiente, en lo que respecta a su contribución al mantenimiento, conservación y equilibrio poblacional de las especies que en él viven; la economía, por ser un posible motor de riqueza para las zonas rurales más desfavorecidas de la geografía; a sus raíces, al ser un nexo de unión entre el hombre y la naturaleza; a su evolución, al honrar a sus ascendientes transmitiendo a sus descendientes sus tradiciones, cultura, e idiosincrasia; a su relación social, al interactuar con otros individuos con analogía en la práctica de dicha actividad; y a su vida, al contribuir a mantener su salud a través de la actividad y ejercicio físico que le aportan su práctica, la evasión e ilusión en su realización, y la relación social con las personas de su entorno.
En los países desarrollados en los cuales la mayoría de personas viven en un entorno urbano, donde la esperanza de vida es longeva, el sedentarismo es lo que prevalece, el estrés supera al sosiego, y su entorno medio ambiental urbano no es el más saludable, las campañas hacia la sociedad, por parte de las autoridades y profesionales sanitarios, van encaminadas o dirigidas, sobre todo, a promocionar hábitos saludables para dotarla de más salud y contrarrestar todos esos factores poco saludables que forman parte de su vida.
Debido al aumento de la esperanza de vida en nuestra sociedad actual y a la falta de relevo generacional dentro del mundo de la caza, la edad de nuestros cazadores cada año es más alta. Y con la edad, lamentablemente, las personas necesitan más cuidados y mayores hábitos saludables para afrontar el sedentarismo que día tras día invade a nuestra sociedad actual. Por ello es fundamental que las personas que practican la caza, o la han practicado, lo sigan haciendo por su salud, y no pierdan la ilusión o pasión hacia ella al llegar a la edad de jubilación, por la «actividad física» que ella conlleva para su salud.
Sin duda alguna, es bien sabido que la «actividad física» moderada es sinónimo de actividad saludable, y en la actividad cinegética hay modalidades de caza en las que se realiza «ejercicio físico», pero en su mayoría se realiza «actividad física», que es lo que recomienda la OMS.
Por todo ello, animo a los cazadores a practicar la caza con nobleza, caballerosidad y sostenibilidad, ya que la caza contribuye a mejorar la salud de las personas que la practican. Por diferentes motivos: por la actividad física que su realización conlleva, lo que contribuye al bienestar físico de las personas que la practican; la ilusión y la pasión que se ejerce en un entorno natural saludable, donde la contaminación acústica y aérea es escasa y más saludable; y por el entorno social sencillo y afable, donde las preocupaciones se dejan a un lado para adentrarse hacia una forma de vida muy distinta de la que se vive en las zonas urbanas y masificadas de nuestra moderna y ajetreada vida.
Además, considero que las Administraciones Públicas deberían de implicarse, respaldar y fomentar más la caza recreativa y la actividad cinegética, con la finalidad de que las personas que la practican se den cuenta de que su práctica les aporta salud a su vida, y con el objetivo de contribuir a mejorar su calidad de vida.