Fernando y Enrique

Pocas noticias son capaces de remover los ambientes de la caza internacional en nuestro país, y mayo nos ha dejado al menos dos, de muy diferente signo.


La primera es la trágica muerte de Fernando Moreno de Borbón, cazador y miembro de una noble estirpe de cazadores, un hombre querido, respetado y muy conocido de todos merced a su dedicación al frente de Venatoria, la gran convocatoria anual del sector de la caza internacional. Fernando dejó su vida en una curva de una carretera a la temprana edad de 41 años, y el mundo de la caza rumia su perplejidad y su desolación ante esa fatalidad, dura e irreversible. Un violento golpe que ha conmocionado el mundo de la caza. Pero la vida sigue, con sus desgarros. Y una certeza: nada puede detenerla. La segunda es por contra una noticia para la esperanza: Enrique Zamácola ya forma parte del Selection Committee del Weatherby, es decir, ha sido nombrado miembro del jurado que otorga el premio de caza más prestigioso de cuantos se conceden cada año en el mundo. Alguien podrá pensar que no es para tanto, pues el célebre premio no deja de ser un asunto tan exclusivo que lo es incluso dentro del propio ambiente de la caza internacional. Cierto, esa carrera es una carrera a la que muy pocos quieren o pueden optar. Pero igualmente cierto es que su espíritu compete a cualquier cazador internacional, o a la mayor parte, honores y/o vanidades al margen: la caza como reto personal y como superación de todo tipo de dificultades. Una manera especial de entender la caza, viajera, abierta a todas las culturas y a todos los ambientes, deportiva… Ganas de hacer bien las cosas y una cierta objetividad que ayude a optimizar los recursos con los que cuenta cada cual. En una entrevista que publicamos en estas mismas páginas, Zamácola asegura que el Weatherby no es tanto un carrera explosiva como una carrera de resistencia: el maratón. Cazar sin prisa, cazar sin ansia, cazar bien… Para optar al premio, o simplemente para ir cuajando una gran colección, de trofeos y de vivencias, y para seguir demostrando que el cazador ético e inteligente es el gran valedor de la fauna salvaje en cualquier lugar del mundo, y sobre todo en los más remotos y atrasados, allí donde, con sanas intenciones, prácticamente sólo llegan ellos. Porque el cazador viajero y de colección, ese que busca trofeos que la mayoría solo conoce por lo que ellos cuentan, son los que dan valor a unos animales que de otro modo se verían abocados a la desaparición, y los que hacen posible que mejoren las condiciones de vida de gentes que hace tiempo quedaron descolgadas de eso que llamamos progreso. El Weatherby, por otra parte, premia una larga secuencia de cazador e impone sus tiempos —nos dice Quique—, y también que en España hay ya, y habrá más en los próximos años, excelentes cazadores en condiciones de optar a él. Por su condición de miembro del jurado, Zamácola estará muy atento a cuanto hagan en la caza y por la caza. Y, nos consta, les podrá ser de gran ayuda. Llegado el momento invitará a entrar en la carrera del Weatherby, que viene a ser algo así como los últimos kilómetros de ese maratón del que hablamos, a quienes considere que están en condiciones de ganarlo. Importará que algún español lo haga, como reconocimiento al alto nivel de nuestros cazadores internacionales. E importará que la caza siga siendo para muchos un sano y honorable ejercicio de superación, aquí o en cualquier otro cazadero del mundo.
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