¿Qué les hemos hecho...?
Y que conste que en esta primera reflexión no me estoy refiriendo sólo a nosotros, los cazadores… ¿Qué ‘delito’ ha cometido este país (tal vez en el pasado y no sepamos mirar dónde) para merecerse una clase política como la que en estos momentos de angustia nos gobierna? Y que conste, otra vez, que no hablo de ideologías ni de colores.
Daría para escribir un par, como mínimo, de enciclopedias simplemente reflexionando, que no profundizando en las soluciones, sobre la multitud de posibles posibilidades que unos políticos, normales y corrientes —que tampoco hay que ser un Einstein—, abordarían para salir de este agujero negro en el que estamos, y seguiremos, que es lo más grave, sumidos. Duplicidad y triplicidad de administraciones; ministerios inservibles (por la duplicidad, precisamente); fraude fiscal (23 % del PIB); el ‘muerto’ que nos han colocado las cajas de ahorro y la banca en general (en la economía de mercado, si mi empresa cierra, como les ha sucedido a miles de PYMES de éste país, no hay un dios que venga a ‘salvarnos’ con un ‘plan de rescate’); la ‘pasta gansa’ que han trincado cientos de políticos corruptos; los miles de asesores; los sueldos y pensiones de sus señorías… ¿Quieren que siga…? Simplemente, mirando la ‘cara’ (podría decir labios) que tienen algunos de nuestros próceres, ¿esto puede tener algún atisbo de solución? Y se supone que los cambiaron porque estos son los buenos… ¿Se imaginan si siguieran la Maleni (que dijo públicamente que quería colgar a un rival político de la catenaria), la Igual-dá, el Charnego… a los que, por cierto, seguiremos pagando ad aeternum? «La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados». ¿Saben quién lo dijo? Groucho Marx, por supuesto. Pues en esas estamos… Cuando se es un inepto (o a lo mejor son más listos de lo que nos creemos, acuérdense del doctor Goebbels) se tiran balones fuera para suplir las carencias de regate en el área. A estos, por sus aptitudes, les podía haber dado perfectamente por doblar esquinas… ¡Pues no, les ha dado por restringir derechos y por prohibir! Y aquí sí hablo ya de lo nuestro, aunque podría referirme a otras miles de proscripciones. ¡La han liado parda con lo del proyecto de Real Decreto (decretazo, para variar) del Reglamento de Armas! Si tiran p’alante, que puede que tiren porque además son tozudos, van a acabar jodiendo (p’a uno más…) a un sector que, mejor que peor, iba tirando y manteniendo el tipo… ¡Qué más les da! Lo nuestro, a ver si nos vamos enterando, ¡les importa un carajo! Es más, como algunos venimos avisando desde hace tiempo, serían muy felices si desapareciésemos de un plumazo (o decretazo). Claro que a nosotros, como siempre, nos ha pillado como al tonto del desfile, con el paso cambiado, y ahora… nos entran las prisas. Se escuchan, al cierre de esta edición, ‘tambores de manifestación’. Yo al menos, y salvando las distancias, les haría lo mismo que los controladores, ¡una huelga salvaje de escopetas caídas y… a ver qué pasa! ¿Nos mandarán al Ejército? No me resisto a concluir con aquellas hermosas palabras de España en marcha de Cernuda: «¡A la calle! que ya es hora de pasearnos a cuerpo…» Publicado en Caza y Safaris enero de 2011