Espíritu Ñudi

Estoy desde hace meses dando vueltas a esta mi primera incursión en forma de blog en Club de Caza. Según mi situación profesional y anímica el blog fue cambiando de título: ‘Paro cinegético’, ‘Tiempo muerto’ y este ‘Entre tanto’, por ahora definitivo, pero seguro que dentro de poco cambiará a otro con sentido aún más positivo, de estabilidad, no de tránsito.


En todo caso, ya tenía perfilada una Ilusión rota (ese era el titular de la primera entrega), en referencia a la cancelación del vuelo directo de la compañía aérea Iberia de Madrid a Johannesburgo, pero no estaba muy convencido, el vuelo se canceló en abril —hace mucho— y parece por ahora un tema sin solución, y con lo difíciles que están las cosas, significar que suspenden un vuelo directo a África, no sé, lo dicho, tenía serias dudas. Con el texto definitivo ya concluido, después de no pocos borradores que acabaron en la papelera, mi amigo Rafael González Múñiz, director de Orbayu y Naturaleza (versión radio y versión revista), me hizo llegar la relación de los prestigiosos premios que otorga la firma asturiana. No puedo negar que me emocioné cuando leí que el Monte y Río (el más alto galardón) se concedía en esta ocasión a José Ignacio Ñudi Marianas, a Ñudi, además con una acertadísima reseña: «… a José Ignacio Ñudi por su defensa de la caza y pesca. Por conseguir que cazadores y pescadores nos hayamos sentido defendidos y amparados, pero sobre todo comprendidos». Es la ocasión ideal para resaltar el espíritu Ñudi, que es ese que habla de lucha, de buen hacer y trabajo, de sinceridad, de autenticidad, de veracidad, de compañerismo, de vitalidad y optimismo, al fin y al cabo. Es lo que José Ignacio ha aplicado toda su vida, y es lo que está aplicando ahora para lograr salir con bien del tránsito actual, lo va a conseguir seguro, no le va a faltar ayuda y apoyos, de su familia, volcada con él, especialmente su mujer Toñi, sus hijos (aunque aún son muy chicos), sus padres y hermanos, y, cómo no, el de sus amigos, que somos legión. Ñudi ha significado mucho en los últimos años en el sector cinegético para que nos comprendan mejor, como muy bien dice la reseña de Orbayu y Naturaleza, y es que es ahí donde radica uno de nuestros mayores problemas actuales —seguramente el mayor—, que los no cazadores cada vez nos comprendan menos a los cazadores y, por ende, cada vez más nos consideran como una especie de indeseables que se dedican a matar animales. ¿Saben lo dificilísimo que resulta que nos comprendan quienes no cazan cuando a veces no nos comprendemos ni nosotros mismos? Pues eso lo consiguió José Ignacio Ñudi. José Ignacio profundiza como nadie a la hora de tratar cualquier temática de caza, siempre manteniendo un alto nivel periodístico, es una gozada trabajar con él, amigo y compañero, antes que jefe, no impone nunca su postura, se llena de razones para llevarla a cabo, y siempre haciendo gala de un enorme gracejo y fino humor, como demostró en el viaje de vuelta que compartimos de Oviedo a Madrid después de recibir el Monte y Río. Ese es el legado de José Ignacio, el que nos está dejando ahora mismo, y el que nos ha dejado siempre y nos seguirá dejando de no bajar nunca los brazos, de bregar para salir adelante, toda una lección de optimismo, que mucha falta nos hace con la que está cayendo.
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